Pali Plascencia

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SAQUE DE NETA

#PrimeraNeta: don Carlos

03 de Mayo de 2020

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Nuestra historia comenzó en la Arena Querétaro y terminó en la Sierra Gorda queretana. Un día después de haber conseguido mi primer trabajo en una televisora, enfilé a los rumbos de la Arena Querétaro. Era agosto de 2005. Me presenté y le dije a aquel hombre que mientras estuviera yo encargado de los contenidos deportivos de Televisa en mi ciudad, todos los martes estarían nuestras cámaras cubriendo la función de su arena. Hace 14 años era yo un mocoso, pero desde aquel primer encuentro él decidió llamarme don Mauricio, yo siempre lo llamaría don Carlos.

Amo y señor de la lucha libre mexicana, fue secuestrado una madrugada de 1995 al salir de la Arena Neza, su arena. Después de librar el amarguísimo trago, aterrizó en Querétaro, donde construyó una nueva: La Arena Querétaro: “donde la lucha libre se ve mejor”, y era cierto, es un embudo con perfecta visión, desde la primera y hasta la última fila.

#SegundaNETA: La escuela.

Con el tiempo, don Carlos me permitió construir un set de televisión dentro de su inmueble en la colonia España para transmitir El dos de tres. Conducía yo y producía el querido Fernando Cevallos. Pasaron todos por aquel plató: Mil Máscaras, Canek, Dos Caras, Mano Negra, Blue Demon Jr., Dr. Wagner Jr., El Hijo del Santo, el entrañable Brazo de Oro, su hermano: Súper Porky y un largísimo etcétera.

Después, nos hicimos socios para montar un espectáculo al que bauticé como Lucha Sonora: lucha libre y la Sonora Santanera, un éxito. En aquella singular oficina verde menta con olor a humedad, frente al vestidor de los técnicos en la arena Querétaro, aprendí de don Carlos algo del negocio y escuché las más asombrosas anéctodas; como aquella de André El Gigante, al que don Carlos le ofreció un centenario si es que el francés era capaz de llenar el Toreo de Cuatro Caminos. Un año después André pisaba México con el centenario prometido montado en un anillo “cómo las mujeres montan las moneditas de dos pesos, el montó el centenario” decía y reía don Carlos Maynez Flores … Era gigante.

#NETASextras: El último café.

—¿Todo bien, Marco?

—¡No, mi Pali, se nos acaba de morir don Carlos!

Aquella tarde yo no pude acompañarlos a la sierra; dos horas antes de iniciar la función y mientras tomaba un café con el entrañable Dr. Wagner Jr., don Carlos sólo alcanzó a decir “me duele mucho la panza”, y cinco segundos después estaba muerto. Don Carlos fue consejero, socio, guía, aliado y, por si ello no fuera suficiente, fue uno de los más grande promotores en la historia de la lucha libre mexicana. Fue mi amigo. Cumple 5 años de muerto y hoy quiero recordarlo.

 

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