Prueba superada

A lo largo de la pandemia, el gobierno del estado de Jalisco, que encabeza Enrique Alfaro, se ha distinguido por ser vanguardista en las decisiones para mantener, en la medida de lo posible, controlada la terrible pandemia. Recuerdo que muy al principio del fenómeno epidemiológico mundial, el gobernador Alfaro fue el primero en señalar que era necesario importar pruebas para detectar a los infectados, cuestión que no era muy bien vista por las autoridades federales. Asimismo, lograron contener la intensidad de los contagios y muertes.

Hace unas semanas se anunció que se reforzarían las medidas para evitar un incremento mayor, tal como sucede en varias entidades del país, como el caso de la CDMX, cuestión que, por lo visto, también ha funcionado, no sin olvidar que en el trayecto las discordias entre el estado de Jalisco y las autoridades sanitarias federales ha sido la constante. En varias ocasiones, el gobernador jalisciense se ha expresado en contra de las clasificaciones que el gobierno federal ha expresado en el semáforo epidemiológico de su entidad. Ahora mismo se encuentra en color naranja, con menos del 25% de ocupación hospitalaria y cuatro semanas de decremento en los contagios, según las cifras publicadas por las autoridades sanitarias federales en la mañanera del pasado 22 de noviembre.

Una vez que se anunció que el estadio Akron recibiría a un contingente mínimo de aficionados, una gran cantidad de periodistas deportivos se erigieron en expertos en epidemiología y mostraron su descontento y repudio a la decisión de las autoridades estatales de Jalisco. A ninguno lo escuché citar los números que con antelación he reproducido, sin embargo, le dieron con todo, a Alfaro y a las Chivas.

Al término del partido,  Alfaro declaró el éxito del operativo piloto en cuanto a las medidas sanitarias, así como al comportamiento de los aficionados que, en pequeña cantidad, acudieron al estadio de las Chivas. Apenas esa mañana, el responsable del gobierno federal de los temas pandémicos afirmaba que sólo en entidades federativas con semáforo amarillo se debería permitir la asistencia a los recintos deportivos.

Una vez más, el deporte demuestra que es lo menos importante de lo más importante, pero que a veces es utilizado como una estrategia política que, en esta ocasión, le salió de maravilla al gobernador jalisciense, pues todos los que se erigieron como expertos en pandemias, siendo meros comentaristas deportivos, callaron ante lo evidente. Ya ni hablar del resultado en la esgrima política.  Al término del encuentro político, el marcador fue, Alfaro, uno, los epidemiólogos, cero, los que supuestamente saben, y los que se creen expertos.

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