Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

Ignominia II

22 de Noviembre de 2022

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Finalmente llegó el día, el partido más importante de nuestro representativo de los últimos cuatro años y medio, todo lo que ha pasado queda atrás, todas las dudas tendrán que disiparse, ahora es ganar o ganar, perder es prácticamente decir adiós al Mundial, en el mismo primer juego.

Todavía tengo muy fresco en la memoria aquel partido del 17 de junio del 2018 en el estadio olímpico de Moscú, el Luzhnikí, cuando nuestros seleccionados enfrentaron a Alemania, nadie imaginaba un triunfo ante el portentoso equipo germano, el hasta entonces campeón del mundo, quizá sólo el entrenador colombiano Juan Carlos Osorio, y algunos de sus muchachos confiaban en el triunfo, en particular el Chicharito Hernández, con aquello de “imaginemos cosas fregonas”, el Chucky Lozano, y alguno más, el resultado fue increíble, un triunfo inolvidable, histórico, emocionante, debo confesarles que al salir del recinto mundialista moscovita, al término del encuentro, las lágrimas no paraban de salir de mis ojos, me tuve que poner unos lentes para el sol, a pesar de que la tarde ya caía, para evitar el ridículo.

Resultó un momento maravilloso, siempre lo que más me ha emocionado como aficionado al deporte es presenciar los triunfos de nuestros paisanos, ver nuestra bandera ondeando, triunfadora. El derrotar a la selección campeona del mundo, no estaba en el guion, nadie, pero nadie, lo vislumbraba, pero nuestra selección parece tenernos siempre, en los mundiales, una agradable sorpresa, y luego, ya lo hemos vivido, el desencanto.

Soñar no cuesta nada, ser optimista tampoco, pero, como pocas veces, el desencanto y pesimismo en torno a un equipo nacional en los mundiales no se había percibido de manera tal. Espero soñar esta noche que los nuestros arman grandes jugadas por los costados, con balones a profundidad, y que el Chucky, o quizá Alexis, hagan una de las suyas y le pongan en bandeja de oro asistencias para que Henry Martín las concrete y meta un par de goles.

Mientras que, en la defensa, espero soñar también, que entre el Cachorro Montes y Héctor Moreno logran ejercer un marcaje férreo al inmenso killer Robert Lewandowski y lo nulifiquen por completo.

Suerte para los nuestros, que los triunfos son maravillosos, deseados, acariciados, pero, sobre todo, muy necesarios en un país tan dividido y ávido de festejos de manera conjunta, Ése sería el máximo anhelo, desgraciadamente, por donde se le vea, el paisaje luce muy nublado.

Ojalá que sí…

 

 

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