Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

Ganar no es todo...

09 de Julio de 2019

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Es lo único… Los ganadores no se rinden, pues los que abandonan nunca ganan.

El filósofo de los entrenadores del futbol americano, Vince Lombardi, se distinguió por hacer de sus equipos unas máquinas de triunfar, por ello es que el trofeo que se entrega al equipo campeón del futbol americano profesional de la NFL lleva su nombre, además de dejar un sinnúmero de frases célebres como las citadas anteriormente.

Valores como el trabajo en equipo son la clave del acierto, decía el estratega también, que el único lugar en que el éxito está antes del trabajo es en el diccionario, y que la perfección se consigue a través de la práctica perfecta. Esa filosofía la llevaba a cabo una y otra vez hasta lograr un sinnúmero de triunfos y campeonatos.

El título en la vituperada Copa Oro es muy importante en la coyuntura que está pasando en el equipo representativo del futbol nacional. Y digo que me parece muy importante pues, por las razones que usted quiera, hoy para algunos, los menos, afortunadamente, la pasión y gran honor de jugar por el país en el que nacieron, en particular el nuestro, les tiene sin cuidado o, como dicen los jóvenes, les vale.

Muy respetable, pero criticable decisión, pues al ser figuras públicas y disfrutar de las enormes ventajas que ello acarrea son señalados, pues les deja de apasionar representar a su equipo nacional. Desde mi perspectiva, es una tristeza, pues debe ser un honor inmenso, una emoción inenarrable, ganar un campeonato de zona o, sencillamente, vestir la casaca que representa a más de 130 millones de mexicanos, más los que viven en el otro lado de la frontera, casi 150 millones, representados por 11 valientes en la cancha. El poderoso mensaje, entre líneas, que ha enviado el nuevo responsable del equipo nacional, El Tata Martino, es quizá la mejor cosecha que dejará el levantar la Copa Oro, pues seguramente les ha quedado claro, a los que se sentían imprescindibles en el equipo nacional, que son necesarios, pero que la vida y los triunfos siguen, con o sin ellos.

En particular, el triste caso de Carlos Vela, por mucho el jugador más talentoso que ha emanado de nuestro país en las últimas décadas, tristemente, con una mentalidad muy mediocre y, por ello, su carrera, que merecía estar en los grandes clubes europeos, se ha desarrollado en equipos de mediana importancia. Una lástima su trayectoria, pues sólo resume el desperdicio de un talento sobresaliente.

Ojalá que no regrese al Tri, que la disciplina impere y que el equipo nacional no tenga que rogar a nadie su presencia, pues debe ser un gran honor, una gran pasión, un privilegio, y quien no le entienda o no lo quiera vivir así, mejor que se quede en Disneylandia.

 

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