Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

Disyuntiva

18 de Octubre de 2020

COMPARTIR
SÍGUENOS

 

Francamente, el momento que se vive es muy complejo, pues observamos un rebrote de la pandemia en Europa, mientras que en nuestro país las cosas no mejoran del todo. Lamentablemente, en los últimos días hemos observado un repunte en el número de infectados, así como de hospitalizados, en la Ciudad de México, en los municipios conurbados del Estado de México y en casi todo el país.

Ante ese panorama y ya incluidas nuevas medidas de confinamiento en algunos de los principales países europeos, resulta que, en nuestro país, se ha permitido, en algunos recintos de futbol de la Liga BBVA y también en parques de béisbol de la Liga Mexicana del Pacífico, el regreso de los aficionados a las tribunas, sin duda un tema muy complejo, además de polémico.

Sin pretender ser epidemiólogo, ni mucho menos, no deja de llamar la atención comenzar a ver aficionados en los estadios en nuestro país, algo que no sucedía desde hace seis meses, con las pérdidas económicas que ello representa e independientemente de que el ánimo y la atmósfera que se vive en un encuentro deportivo con las tribunas vacías es totalmente triste y depresivo. Cuesta trabajo comprender las decisiones que han llevado a las autoridades de Mazatlán, Sinaloa, así como de Aguascalientes, aunados a algunos parques de béisbol de la LMP, a decidir recibir aficionados justo en pleno rebrote mundial de la pandemia, del que desafortunadamente nuestro país parece no escaparse. A contramano, se entiende la necesidad de las instituciones deportivas de obtener más recursos, pues las finanzas no se encuentran del todo bien. Analizando el asunto desde la perspectiva del negocio, así como del espectáculo, no cabe duda que el ver a los aficionados en un porcentaje menor al cupo de los recintos resulta esperanzador, pero también preocupa que no todos observen las medidas sanitarias necesarias para evitar mayores contagios y lamentables decesos. Casi todas las decisiones complejas representan una disyuntiva entre los evidentes beneficios y los inevitables riesgos. Con una salvedad, quienes acuden están conscientes del evidente riesgo que se corre al ir a espacios con una gran cantidad de personas, pues aunque se trate de un porcentaje menor al cupo total, treinta o cincuenta por ciento, siempre es un riesgo latente.

Sea usted el mejor juez, sencillamente creo que un amplio porcentaje de la juventud ha perdido el respeto a la pandemia. Los que tenemos más edad, por obvias razones, nos cuidamos más, sin embargo, el que las autoridades en algunas ciudades lo permitan, sin estar en una posición de bajo riesgo en sus respectivas demarcaciones políticas, no deja de generar comentarios encontrados.

 

COMPARTIR EN REDES SOCIALES

SÍGUENOS

COMENTARIOS