De sueños

La vida está hecha de sueños, de metas que se deben perseguir con denuedo, ilusión, pero, sobre todo, con incesante trabajo. Y sencillamente lo que está sucediendo en el golf mexicano es fantástico, pues, independientemente del tiempo de la inmensa Lorena Ochoa, en los que la vimos ganar torneos casi en una treintena de ocasiones, lo que estamos viviendo en la rama varonil al más alto nivel es increíble.

Conozco a muchos apasionados del golf en nuestro país, sin embargo, muy pocos que hayan hecho tanto a lo largo de los años como mi estimado primo Paco Lavat Romo, y no es que se trate de lazos familiares, sino que desde hace cerca de 40 años ha participado, activamente, trabajando por engrandecer el deporte de sus amores en nuestro país. En su largo historial ha ocupado múltiples cargos y funciones, siempre poniendo por delante su amor inmenso por el deporte que heredó gracias a la gran pasión del fantástico y añorado tío Paco Lavat Bayona.

En los 80, Paco se desempeñó en varios cargos en su club, el Vallescondido, donde llegó a ocupar la presidencia, de ahí se unió a la Federación Mexicana de Golf a finales de los años 80, más adelante ha sido promotor de torneos corporativos y por 11 años organizó la gira de los profesionales mexicanos. En innumerables pláticas, el tema era su gran sueño, ver a compatriotas en el PGA Tour, algo que parecía imposible, todavía hace cosa de diez años. Para nuestra fortuna, en tiempos recientes hemos tenido jugando al más alto nivel en el PGA Tour a Óscar Fraustro, José de Jesús Rodríguez El Camarón, Bobby Díaz, graduados de la gira profesional mexicana organizada por Paco, así como los casos de Carlos Ortiz y Abraham Ancer, que surgieron de las giras infantiles y juveniles de nuestro país, pero que lograron estudiar en universidades en Estados Unidos de Norteamérica para, desde ahí, catapultar sus carreras profesionales.

Lo que hoy estamos viendo y gozando, como las inmensas actuaciones en semanas consecutivas de Carlos Ortiz y Abraham Ancer, mucho tiene que ver con el trabajo que se ha hecho en la federación, el empeño de los padres de familia por apoyar a sus hijos en todo momento y tantas voluntades unidas en un mismo sentido, engrandecer al golf mexicano, pues, así como Paco Lavat, hay innumerables personas que en los últimos 40 años han trabajado desde sus respectivas trincheras para lograr este gran momento. Ayer, Ancer cerró la mejor participación de un mexicano en el Masters, algo histórico, a disfrutarlo, a sintetizar en la formidable actuación del reynosense tantos años de trabajo y esfuerzo de tantas personas.

¡Enhorabuena!

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