Juan Carlos Veraza

Juan Carlos Veraza
El deporte por nota

Reto lanzado

20 de Abril de 2021

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El domingo, algo que se había estado cocinando desde hace tiempo fue anunciado: 12 de los clubes más poderosos del mundo van a formar su propia liga. La noticia ha causado un enorme impacto, lo que esto podría propiciar sería de enorme alcance, un cambio estructural al futbol europeo. Las reacciones no se hicieron esperar, llamando codiciosos a los involucrados, tachando a cada institución de ricos que quieren ser más poderosos.

Por un lado, uno entiende a las instituciones de la Superliga, buscan mejorar su situación, salir adelante en un negocio que, como casi todos a nivel mundial, se vio golpeado por la pandemia; pero por el otro se perdería la justicia deportiva que obliga hasta a los más grandes a tener que ganarse en la cancha la posibilidad de competir entre ellos.

La idea de algo así para muchos atenta contra principios éticos y contra todo lo bueno que tiene el deporte, que propicia la competencia y abre la posibilidad para que los pequeños enfrenten a los gigantes. Pero el futbol hace décadas dejó de ser un simple espectáculo. El romanticismo que conlleva se ha ido diluyendo y hoy es un negocio multimillonario en el que lo deportivo vive entrelazado con lo económico.

Por eso, desde hace tiempo estos poderosos clubes no han visto con buenos ojos lo que ocurre a su alrededor. Ven cómo ellos son los principales generadores del interés y de los recursos que hay por los certámenes continentales y el pedazo del pastel no es el que desean. Hay que ver lo que el todavía monarca europeo ganó el último año tras arrasar la Champions. El Bayern Múnich ingresó a sus arcas 122.85 millones de euros; mientras que acorde al plan de la Superliga, un equipo, por la simple participación en el certamen, recibiría casi el triple, para ser exactos 350 millones de euros. Aunque el club bávaro considera que lo que conviene hoy es la unidad entre todos y que la decisión de la UEFA de aumentar participantes en la Champions a partir del 2024 es el camino adecuado. Su presidente, Karl-Heinz Rummenigge, ha sido claro al rechazar unirse al nuevo organismo.

Los miembros de la Superliga se han expresado en favor del diálogo con la UEFA y con las ligas, según ellos lo que buscan, en palabras de su presidente Florentino Pérez, “es salvar al futbol”. La UEFA no lo entiende así y ha lanzado amenazas de desafiliación e incluso de expulsar de la actual Champions a los tres clubes semifinalistas que forman parte del grupo de “disidentes”; los futbolistas de esos equipos corren incluso el riesgo de ser vetados de la Eurocopa.

El reto está lanzado, ahora tocará ver si las amenazas de la UEFA son reales. Seguramente ambas partes negociarán y, a partir de eso, sabremos si el futbol europeo continuará como lo conocemos o el 18 de abril de 2021 quedará en la historia como el día en que todo cambió.

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