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Seis semanas de la temporada de la NFL se han ido ya, y varios equipos alzan la mano como candidatos a llegar lejos. Aunque resta mucho por jugar, con lo que llevamos se puede ir visualizando un poco qué equipos tienen lo suficiente para disputar los partidos importantes en el mes de enero.

Por el momento, sólo una franquicia mantiene paso perfecto: los Cardenales de Arizona. Los dirigidos por el coach Kliff Kingsbury se han visto sólidos, tomando el liderato de la división Oeste de la Conferencia Nacional y demostrando que lo hecho en 2020 no fue casualidad, más bien fue una muestra clara de que iban en la dirección correcta, y que, con otro año bajo el mismo sistema y con mayor madurez de su joven mariscal de campo, Kyler Murray, se muestran preparados para dar el salto de calidad y pelear por el Súper Tazón.

Este es el tercer año del programa de Kingsbury en Arizona, el entrenador de 42 años ha logrado darle la vuelta a una situación complicada, que, tras ganar el campeonato de la NFC en 2008, poco a poco se fue desvaneciendo, hasta regresar a ser sotaneros de su división. El joven coach llegó a la liga y despertó muchas dudas sobre su capacidad, ya que a nivel universitario no ganó cosas importantes y su récord incluso fue perdedor, 35 triunfos y 40 derrotas. Su fama estaba fincada en desarrollar quarterbacks, algo que hizo de manera excepcional desde sus años como asistente en la Universidad de Houston, cuando Case Keenum ganó el prestigiado trofeo Sammy Baugh; siguiendo a lo hecho en Texas A&M, ahí era el coordinador ofensivo, cuando Johnny Manziel ganó el Trofeo Heisman; hasta su paso en el Tecnológico de Texas, en donde sirvió de mentor a Pat Mahomes.

Todos reconocían en él a una brillante mente ofensiva, habitualmente los programas universitarios en donde trabajó tuvieron ataques prolíficos. Pero nunca llegaron las grandes victorias, especialmente, una vez que le llegó la oportunidad de ser head coach en su alma mater, ahí, las grandes ofensivas no trajeron grandes resultados. Aun así, fue contratado por los Cardenales.

Tras un primer año de aprendizaje, el crecimiento de Murray como profesional le dio lo que necesitaba para poder implementar a la perfección su ofensiva abierta y basada en el juego aéreo.

El ganador del Heisman en Oklahoma ha dado pasos agigantados en sus primeros años en la liga, y hoy, con las armas a su disposición, está ejecutando al pie de la letra el plan de Kingsbury. A eso hay que sumar que el entrenador en jefe se ha ganado el respeto de todos los jugadores, que han creído en sus ideas, razón por la que hoy están con la mejor marca de la liga.

Es cierto, es temprano y seis triunfos no te hacen campeón, pero hay una clara tendencia ascendente en los Cardenales, que se ven listos para dar el salto a contendientes al campeonato.

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