Juan Carlos Veraza

Juan Carlos Veraza
El deporte por nota

Imborrable

10 de Noviembre de 2020

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La realidad en que vive nuestro deporte no es la que quisiéramos, no tenemos la cantidad de atletas en la élite global que nos gustaría. Esto, por supuesto, no significa que no hay deportistas de alto nivel y mucho menos si hablamos históricamente; pero sí, es un hecho que estamos lejos de las potencias.

No es tan común que, fuera de ciertas disciplinas, como el boxeo, los clavados o el taekwondo, tengamos competidores que se estén codeando con lo mejor del orbe. Por supuesto que existen algunos futbolistas o beisbolistas que participan en las principales ligas: acabamos de ver a dos de los nuestros ser parte fundamental del triunfo de los Dodgers en la Serie Mundial, y Raúl Jiménez, Jesús Corona y Héctor Herrera, por ejemplo, se han ganado el respeto jugando futbol en Europa. Además, claro de otras atletas de talla internacional, ya sea Paola Longoria, que ha dominado el raquetbol por años, o nuestras arqueras, por nombrar a otras mexicanas triunfadoras.

A esa lista hay que agregar a quienes han continuado con lo que Lorena Ochoa comenzó hace varios años. Golfistas que compiten semana a semana en los circuitos más importantes. Deportistas de los que constantemente hablamos en los espacios deportivos de Grupo Imagen, especialmente en Palabra del Deporte, donde llevamos comentando acerca del crecimiento del golf en México, sin importar que en ocasiones se nos haya criticado por dedicar tiempo a un deporte elitista. Nuestro razonamiento es que si un atleta nacional hace algo que valga la pena mencionar, lo haremos.

Lo sucedido el domingo en Houston ratifica esa creencia. El histórico triunfo de Carlos Ortiz es uno de los grandes momentos del año para nuestro deporte, de hecho, es difícil que piense en una victoria más importante en 2020. El tapatío jugó cuatro rondas extraordinarias, especialmente la del domingo, en la que tenía detrás al número uno del mundo, esperando un error para arrebatarle el trofeo.

Eso no sucedió, Carlos aguantó la presión, jugando un gran golf, poniendo la pelota en el fairway, siempre dándose la oportunidad de un tiro menos complicado hacia el Green y, una vez ahí, con mano firme logró algunos putts sensacionales, incluyendo el último en el hoyo 18, con el que cerró cuatro fantásticos días, los más importantes de su todavía joven carrera y, de paso, dándole al golf mexicano un inolvidable domingo, que no vivía desde hace 42 años, cuando Víctor Regalado ganó el ahora John Deere Classic.

Ese momento, en el que selló su primer triunfo en la PGA, quedará para la posteridad, un instante imborrable para todos los amantes del deporte en México.

 

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