Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Transformación

28 de Julio de 2020

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Algunos de los primeros sherpas que acompañaron a los alpinistas y aventureros europeos, en la década de los 50, caminaban descalzos en la nieve, soportaban el frío, el cansancio y el hambre como se dice que lo hacía Sócrates, a veces, para sorpresa y admiración de los guerreros atenienses. En la actualidad, difícilmente los guías del Himalaya y el Karakórum participan descalzos en las expediciones y menos aún que se vea, fuera de su casa, a algún filósofo sin zapatos. La transformación, las hazañas de la actualidad en el deporte obedecen a la energía de cuerpos sanos que se han adaptado y soportado severos programas de acondicionamiento físico, al pulimento de la técnica, a la ciencia aplicada y al acelerado desarrollo de la tecnología tanto de los aparatos como de la escena de la competencia.

Hiperbolizando un poco, podría afirmarse que en los últimos 70 años, en cuestiones de comunicación y competencia deportiva, hemos pasado de la edad de hierro a la edad de oro y diamantes; como si se acabasen de descubrir las primeras veta de una fantástica mina. Como sucede en el universo, con nuestro cuerpo, en las sociedades, todo se transforma; y la transformación es instantánea y eterna.

Sin estos cambios, sencillos unos, complejos y su dosis de creatividad, otros, no presenciaríamos la ruptura de tantos récords mundiales ni la aparición de héroes tan célebres y extraordinarios; uno de los primeros en servirse de la tecnología fue Jesse Owens, al emplear las zapatillas Adidas, contracción y unión del nombre y apellido de Adolfo Adi Dassler —se afirma que corrompió a los aduaneros de Melbourne en 1956 para que su hermano Rudolf, en feroz lucha comercial, no pudiese desembarcar las zapatillas Puma durante los JO— que lo hicieron volar y saltar en los JO de Berlín. Sin la pértiga de fibra de vidrio y carbono El zar Sergey Bubka y demás atletas no habrían rebasado los seis metros de altura y menos si la fosa siguiese siendo de aserrín; sin las zapatillas y sin la pista de material sintético Usain Bolt no correría los 100 m en 9.58 ni, con las modernas piletas, de rejillas que amortiguan las ondas acuáticas,  ni Michael Phelps ni el australiano Ian Thorpe serían inmortales.

En montañismo, imposible comparar la conquista de los 14 cumbres más altas del planeta, en poco seis meses por el nepalí Nirmal Purja con los que hicieron George Mallory en la década de 1920, o las hazañas de Maurice Herzog y Louis Lachenal en el Annapurna, o Hillary y Tenzing en el Everest o Reinhold Messner y Peter Habeler.

Lo de Nirmal Purja es una expresión del proceso transformador que envuelve al mundo. Menos poesía e idealismo; es otro estilo de alpinismo acorde a la modernidad, hecho de principio a fin, con sus pulmones, piernas y voluntad de diamante.

 

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