Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

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12 de Noviembre de 2019

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A fines de la década de los 40, cuando los avispados comerciantes percibieron la diferencia de vender los huevos por peso en kilogramos en lugar de por docena, o por gruesas que representan doce docenas, los grandes y los chicos eran de igual valor, la gente decía de buen humor: sólo falta que la leche la vendan por metros… mil gramos son el equivalente a un kilogramo, pero en materia deportiva, al menos en el atletismo, 5 o 10 kilómetros son diferentes a 5,000 o 10,000 metros.

Se trata de un convencionalismo reflexionado con el fin de distinguir los esfuerzos en carretera con los que se realizan en la pista. Hace unos tres lustros existía, en el lenguaje atlético, una diferencia entre marca y récord. La marca era de carácter subjetiva y el concepto de récord se relacionaba con lo objetivo o absoluto; la primera se empleaba para competencias en carretera y la segunda en pista. Así se hablaba de marca, plusmarca o el tiempo más rápido en maratón, pero desde el primero de enero de 2005 la IAAF estableció que el vocablo récord se incorporaba a la prueba de maratón.

En otro plano, una confusión en lenguaje de kilómetros y millas representó una pérdida cercana a los 150 millones de dólares. Hace 20 años, la sonda Mars Climate Orbiter se estrelló en la superficie de Marte porque los científicos diseñaron y construyeron la nave conforme al sistema inglés, sólo que los datos de navegación, las instrucciones de vuelo, los establecieron otros en kilómetros, en el sistema métrico decimal.

Por diversas razones, el domingo, en Lille, Francia, el keniano Robert Keter, de 29 años de edad, hizo un esfuerzo que pasará inadvertido, aunque será registrado en los libros oficiales como récord mundial: 13 minutos con 22 segundos en 5 km. Mejoró en siete segundos el RM del suizo Julien Wanders, registrado en febrero de este año en Mónaco.

La más reciente es que los 10 Km no es prueba de carácter comercial, como lo es el maratón o el medio maratón. Otra, porque existe un crono de 13 minutos exactos que en el 2000 el keniano Sammy Kipketer señaló en la ciudad californiana de Carlsbad, casi en línea recta y porque realmente está muy alejado de la dimensión de tiempo-esfuerzo, del récord mundial de 12.37.35 que hizo el etíope Kenenisa Bekele el 31 de mayo de 2004, en la pista de Hengelo, en Holanda.

La divergencia de criterio que existía entre récord y marca se debía a la desigualdad de correr en el pavimento de asfalto de una carretera o calle con los ángulos de las curvas y las pendientes en relación con la superficie horizontal de una pista con material sintético y la regularidad y simetría de sus dos curvas.

El récord, desde un punto de vista estrictamente científico, es relativo, porque en cada punto de la Tierra la fuerza gravitacional no es igual.

 

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