Maratón cosmopolita

Espejean en el tiempo y el espacio las imágenes en un caleidoscopio mágico. Cosmovisión en medio siglo, desde su cuna esperanzadora e incierta a convertirse en La Meca de los maratonistas.

Desde que el navegante florentino Giovanni da Verrazano descubrió la isla en 1524, Nueva York ha mostrado un rostro proteico; New Amsterdam, los legendarios holandeses y Knickerbocker creado en la imaginación de Washington Irving, autor de Cuentos de la Alhambra. Es el río Hudson, Harlem, La Gran Manzana, la estatua de la Libertad; el Empire State, King Kong, la Quinta Avenida, el Carnegie Hall, el Lincoln Center; es el Madison Square Garden, Marciano y Joe Louis; Frazier y Alí; Mantle y Roger Maris tras la huella de Babe Ruth; el pajarito saliendo de la gorra de Casey Stengel; es el físico Richard Freymman, el poeta Walt Whitman; es Dos Passos y García Lorca; el Times, es West Side Story, Bernstein; Bob Beamon, Donald Trump; la voz de Sinatra; es Wall Street; las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001; ciudad de cristal, piedra, hierro, ladrillo, de las mil almas, de los ojos abiertos día y noche; el sueño americano de italianos (La pequeña Italia), europeos, asiáticos, africanos; universal, de todas las razas, lenguas, culturas, identificada en los últimos años, en el campo deportivo, con su emblemático maratón.

LA JOYA FULGE EN ABIGARRADAS HISTORIAS

Hace medio siglo, en Central Park, 13 de septiembre de 1970, se encendió una llama parpadeante. 126 hombres y una mujer, se probaron en cuatro vueltas al parque en sentido contrario a las manecillas del reloj. Pagaron un dólar por participar. Llegaron a la meta 55 corredores, el vencedor fue el bombero Gary Muhrcke en 2:31.38 quien estuvo a punto de no competir porque su actividad le impidió dormir. Habían sido convocados por Fred Lebow (03-06-1932 en Arad, Rumania – 09-10-1994 New York); Lebow ocupó la posición 45 (4:12.09). Se estima que no lo presenciaron ni cien personas.

En 1976,  Lebow rediseñó la ruta; abarcó los cinco condados, boroughs o barrios, del puente de Verrazano en Staten Island, Brooklyn, Queens, El Bronx a central Park en Manhattan. El año pasado, en 2019, participaron 53,627 corredores. En 2014 fue distinguido con el premio Príncipe de Asturias.

Este domingo 13, el bombero Murhcke, un viejo delgado, fuerte, que proyecta salud, en un trotecillo cargado de simbolismo le dio una vuelta a Central Park, con medio siglo en sus victoriosos pies, acompañado de su nieto. Con el murmullo de sus zapatillas en el pavimento de asfalto apareció el recuerdo, maratonistas de otras épocas “La intrusa” de Boston, K.V. Switzer, vencedora en la edición 197 4, Grete Waitz, 9 veces ganadora con tres RMs…

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