Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Junto a Botas Verdes

03 de Julio de 2020

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La sagrada eminencia del Ama Dablam, de 6,856 m de altura, de incomparable belleza, macizo de roca, hielo y nieve, en el Valle del Khumbú, no proyecta tanto atractivo a los montañistas como el vértice del Everest. Ama Dablam significa “Collar de la madre y de la perla”; perla, por su glaciar colgante. Desde allí se aprecian las cumbres del Everest, el Lhotse, el Cho Oyu y el Makalu. Pero la belleza no es tan atractiva a los ojos de los montañistas como la altura del Everest, la posición más alta del planeta con sus 8,850 m de altura. Hollar el ápex del Everest mezcla algo más que una apreciación estética, acaso renombre, fama, con el significado de estar, de pie, más cerca de las estrellas…, en unos pocos, algo de más dinero; en otros, una fotografía cerca del escritorio que adorne la egoteca.

La modernidad y la comercialización han modificado el alpinismo o, propiamente, el himalayismo; incluso el sentido de esfuerzo, aventura y ética. Hay fotografías impresionantes de una columna de más de 250 personas en fila india en el Everest. “En realidad, como le dijo David Sharp a su madre, nunca se está solo; hay un montón de montañistas”. La masificación de montañistas-turistas, sin experiencia y sin preparación, pero con suficiente dinero para gastar entre más de 25,000 a más de 100 mil dólares, en pago a la agencia que se compromete a ayudarlos a subir, permisos, aviones, porteadores.

Hay otras fotografías comunes que servían incluso de punto de referencia, como los cuerpos congelados de Botas Verdes o El Saludador, por la posición de sus brazos abiertos, y decenas de cadáveres que, hasta hace poco, eran eternos centinelas. Los montañistas levantan sus tiendas a un par de metros de algún cadáver. Desde 1924, cuando desaparecieron Irvine y Mallory, al 2018, habían fallecido 293, algunos de ellos cuando hacían cola y hacía frío extremo y carecían del suficiente oxígeno. Arriba del límite de los 7,500 m, la zona de la muerte, es difícil sobrevivir.

Una de las muertes más controversiales ocurrió el 15 de mayo de 2006. El inglés David Sharp, de 34 años edad, en su tercer intento a la cumbre del Everest, iba sin sherpas, guías ni radio, se refugió, exhausto, en una pequeña oquedad, junto al cadáver de Botas Verdes, sherpa que en vida llevó el nombre de Tsewang Paljor y que, presumiblemente, murió el 11 de mayo de 1996 (su cuerpo fue retirado en 2014).

Junto a él desfilaron 40 montañistas-turistas que iban a la cima, percibieron la situación de Sharp. Vía telefónica informaron al campamento base. En esencia, las instrucciones fueron: primero la cima, al regreso, el rescate. Ninguno compartió su oxígeno ni le extendió la mano. ¡Ése es el hombre!

En el terreno pedregoso de los campamentos base hay una placa con el nombre de David Sharp (1972-2006).

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