Industria, tecnología

El pretérito es en sí un recuerdo inmutable, sólido como un diamante, del que fulgen destellos cambiantes, atrapados en el tiempo, las épocas, las diversas generaciones y sociedades, en pluralidad infinita de interpretaciones y significados. La guerra de Troya que pintó Homero no es la misma que percibió Dante, Erasmo o Bowra. Emitir juicios sobre épocas pasadas, censurarlas con el prisma de la modernidad, matizadas en el puritanismo, no resulta acertado. En Francia van a cambiar el título de Ten Little Niggers (Diez negritos), de Agatha Christie, por el de “Eran diez”, porque el vocablo niggers, nigeriano, de raza negra, según algunos, puede resultar despectivo e hiriente. Se agolpan imágenes entre quienes edificaron estatuas a Cristóbal Colón y los que desean derribarlas y destrozarlas. Ciertas ideas entontecen, agitan y extravían a la manada. Uno de los octetos de Martín Fierro expresa en la creatividad de José Hernández: “A los blancos hizo Dios/ a los mulatos san Pedro/ a los negros hizo el diablo/ para tizón del infierno”. Habrá que modificarlo o dinamitar el Obelisco de la 9 de julio de Buenos Aires.

El récord mundial de La Hora, en la carrera atlética, explotó en las poderosas piernas del inglés de origen somalí Mo Farah, bicampeón olímpico en dos ocasiones en los 5,000 y 10,000 m lisos. Un esfuerzo con identidades industriales, más que deportivas. Entre los griegos no existía el concepto de récord. La competencia, el afán de superación, el espíritu de emulación, los espoleaba en demostración de ser el mejor en una lucha en diversos campos. Era el hombre contra el hombre, el dios contra el dios, Apolo vence a Mercurio, el de los pies alados, en la carrera atlética. El cronómetro empezó a emplearse a finales del siglo XVIII; en 1808, el soldado Cooke corre 200 yardas en 20 segundos. Se tiene noción de récord, velocidad, resistencia y competencia. Se acentúa en Inglaterra con las carreras de caballos y las apuestas que transforman el deporte y lo degradan con el profesionalismo. En la actualidad se compite por demostrar la eficacia de la tecnología de una marca de zapatilla con planta de fibra de carbono.

El entorno y la motivación del RM de La Hora presenta otras raíces muy diferentes a las que alentaron a Nurmi, Zátopek, Ron Clarke e incluso a Gebrselassie. En el 50 y 60 Europa salía de los escombros y cenizas de la Segunda Guerra Mundial; tiempo de florecimiento. Acaso haya cuando menos cuatro posibilidades que impulsaron a Farah: la sugerencia de los organizadores en su regreso a las pistas; un récord, reflejo de éxito, puede borrar su relación con Alberto Salazar, acusado de dopar a sus atletas; desvanecer su fracaso en maratón. Un puñado de atleta de menos de 2:04 podría mejorarlo. O bien, su entusiasmo por correr.

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