Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Incógnita

09 de Octubre de 2020

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El rendimiento atlético y deportivo en general, rendimiento y puesta en forma, siempre ha estado en conexión con los métodos de entrenamiento y evolución. Pero no sólo el rendimiento, sino, además, las lesiones. Una lesión viene a ser como la gota que derrama el vaso de agua; la rama que cruje de súbito y se desprende del árbol por efecto de la edad biológica y la atracción gravitacional; el metal del ala del avión que se fatiga y se quiebra.

Al recordar lo sucedido el domingo al keniano Eliud Kipchoge en el maratón de Londres, se proyecta la imagen del ceñido triunfo de José Gómez sobre Domingo Tibaduiza en los 10,000 m en los Panamericanos de Caracas y el cruce de Rodolfo Gómez, en la meta, en sexto lugar, derrumbándose justo al cruzar la meta y cómo el profesor César Moreno, embajador de la IAAF, lo auxilia. Por aquellas épocas, Rodolfo había corrido seis maratones, algo asombroso en los albores del 80. Pero ese atleta de tan excepcional clase y uno de los favoritos se desplomó en aquella final. El argumento aceptado fue la carga y el esfuerzo de tanto maratón.

Con Eliud Kipchoge se abre, acaso, una incógnita en su trayectoria. No sólo han sido once maratones más otros dos, uno en Monza, donde rozó las dos horas, y otro en el parque El Prater, de Viena, donde redujo las dos horas y señaló una hora, 59 minutos y 40 segundos. Y toneladas de kilometraje en los últimos 20 años. Kipchoge, al igual que el etíope Kenenisa Bekele, se deslizan en el límite del esfuerzo humano. Sus cuerpos se internan en zonas quemantes, desconocidas por el resto de los atletas. Sus prácticas son diseñadas y orquestadas por artistas del entrenamiento, la fisiología, la alimentación, la sicología; y desarrolladas en sitios superiores a los 2,400 m de altura snm.

Se sabe que ambos atletas y sus entrenadores le dan gran importancia al fartlek, juego de velocidad, en pista, pavimento de asfalto y terreno accidentado, con subidas y bajadas. Kenianos y etíopes conocen 17 variedades de fartlek. Originalmente, el fartlek se relacionaba con los bosques, una vida relacionada con la naturaleza. Segmentos de 4, 6, 8 o 15 kilómetros, con especial importancia en el ritmo y la recuperación, a una intensidad superior a la de la carrera objetivo; o 35 km al 90 o 100% de la intensidad de la competencia. El cuerpo, sus músculos, memorizan el ritmo; fisiológicamente lo que se consigue es que el corazón de los atletas crezca tanto como el de un buey. Llevan un cohete espacial en cuerpo diminuto.

Bekele, al enfocarse al maratón, sufrió lesiones con frecuencia. Se rompió su curva de tanto éxito en la pista. Después de siete años imbatible, Kipchoge sufrió dolencias en un oído y calambres en las piernas. Una voz de alerta en su camino hacia los JO de Tokio.

 

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