Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Historia sin simbolismo

11 de Junio de 2019

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En el boxeo no hay simbolismo, lo dijo allá por la década de los 60 Víctor Cota León, el hombre del boxeo en México. En el boxeo no se juega como en un partido de futbol o se disfruta de la actividad del atletismo, el tenis, la natación. El pugilismo es un agón, un ritual atávico en el que se lucha por sobrevivir. “Siempre piensas que vas a ganar”, dijo en su senectud Jack Dempsey, El Asesino de Manassa, “de otro modo no podrías pelear”.

Y de otro modo no se habría producido el dramatismo de la pelea mítica entre el viejo Tom King contra el joven Sandel. En la casa de Tom King no había qué comer y a su mujer ningún carnicero le fio un bistec. Esa noche sus hijos fueron enviados a dormir sin cenar. Cuando Tom King limpió el plato de potaje de harina con un pedazo de pan se levantó con la sensación de hambre. Su mujer no probó bocado. Pero él caminó dos millas hacia la arena pensando en vencer. La realidad fue otra, fue una pelea muy cruel en la que no tuvo la energía para vencer a su joven adversario, al que estuvo a punto de noquear, como le sucedió al Pulgarcito Ramos ante Joe Frazier, aquel 24 de junio de 1968 en el Madison Square Garden. El derechazo casi pega en el mentón, pero, en el momento más vulnerable, Frazier lo noqueó.

Dos frases de escritores famosos. Dice Carol Oates: el cuadrilátero es un altar, pero no lo es tan sólo para el sacrificio sino también para la consagración y la redención. Y Norman Mailer afirma, con certeza, que mientras más cerca esté un peso pesado del campeonato mundial, se vuelve un poco loco, secretamente loco, es el hombre más terrible del mundo, o no, pero hay una posibilidad de que lo sea.

En la crueldad del boxeo hay una pequeña rendija que puede conducir a la gloria. El sábado, el Madison Square Garden y el mundo fueron testigos de un asombroso acontecimiento. Todo parecía de trámite, las apuestas estaban 30-1 en favor del británico Anthony Joshua, invicto, con cuatro títulos de la WBA, IBO, IBF y WBO, con 110 kilos de peso, 1.98 de estatura, un cuerpo musculoso acerado. Días antes iba a enfrentar a Jarrell Big Baby Miller, en combate de invictos, pero Miller dio positivo y lo suspendieron nueve meses.

Cuando el promotor Eddie Hearn se tronaba los dedos le llegó un mensaje por Instagram. “Denme la pelea. Voy a pelear más duro que cualquier boxeador y voy a vencer a Joshua”. El 22 de abril le llegó una imagen de Andy Ruiz y Anthony Joshua.

Panzón y lonjudo, Andy Ruiz causó la hilaridad en el pesaje, 121.5 kilos y 1.88 m de estatura, y la burla entre los aficionados del Madison S.G. Arriba, en el cuadrilátero, los 11.5 kilos de más, fuerza es igual a masa por aceleración, le dieron la razón a Newton, y se escribió una historia que se recordará por siempre.

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