Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Espiral sin fin

17 de Noviembre de 2020

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La decisión se divulgará en los últimos días del año en forma discreta, en la página virtual del Tribunal de Arbitraje Deportivo, TAS (Court of Arbitation for Sport CAS), cuándo y cómo, se emitirá un veredicto sobre el atletismo de Rusia, impedido por la IAAF de participar en JO antes de los de Río de Janeiro. Los miembros del TAS se reunieron virtualmente, por las restricciones del covid-19, del 2 al 5 de noviembre y van a deliberar y a analizar la situación durante las próximas semanas. El proceso se extiende como en una película de misterio, en la que todo el mundo sabe que el mayordomo es el asesino. El trato que se le da al atletismo de Rusia rompe los antecedentes deportivos en cuanto a que se castiga a todo un país y no individualmente a los atletas que infringen las reglas e incluso el enfoque que se da con algunos deportistas por parte de las mismas autoridades del deporte internacional es distinto. La impresión es que se juega con las reglas del deporte, en un estira y afloje, en una espiral sin fin, para justificar lo que en realidad es: indecencia política de la Guerra Fría.

Evidentemente, así como un acto puede considerarse delito o no en una región, los enfoques e interpretaciones sobre el dopaje varían según la sociedad, las costumbres, las federaciones internacionales. No obstante, hay un tronco común de castigar al individuo y no a una colectividad. Ya ahí hay un absurdo y abuso de autoridad que parte en su raíz de la rusofobia de Sebastian Coe, el Trump del atletismo.

El 10 de octubre de 2019, el nadador Conor Dwyer, bronce en 200 m nado libre en Río de Janeiro y oro en el relevo 4x200 m nado libre en en 2012 y 2016, fue sancionado por haber dado positivo por empleo de testosterona en tres controles. Dos días después, al perder la posibilidad de participar en el Trial Olímpico de Estados Unidos, por una suspensión de 20 meses, anunció su retiro. Se había pedido una sanción de cuatro años, pero los jueces consideraron reducirla debido a que Dwyer creyó en lo que le dijeron sus médicos: que era un tratamiento relacionado con su bienestar sicológico y que no tendría impacto en su rendimiento competitivo. Frágil argumento.

En octubre de 2019, el prestigiado entrenador Alberto Salazar, famoso exmaratonista, que dirigió Nike Oregon Project, y preparador de Mo Farah, cuatro oros en 5 y 10,000 m lisos en los Juegos Olímpicos de Londres y Río de Janeiro, y del doble medallista olímpico Galen Rupp, fue suspendido cuatro años por posesión de sustancias prohibidas. Pero la IAAF, la actual World Athletic, su espíritu justiciero y sherlockholmeniano, no rascaron más ni crearon comisiones para investigar hasta dónde y a quiénes alcanzaron los tentáculos de Salazar cargados de dopaje. Ni si fue decisión voluntaria o de sistema…

 

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