Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Dos sensaciones

16 de Octubre de 2020

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El récord, con su carga multisimbólica de poder, fuerza, rapidez, belleza física, muscular, de asombro, de emoción, límite que toca el ápex de lo humano, aspiración del ideal atlético, agonal; eje que en la modernidad combina ciencia, tecnología, espectáculo, dinero, mezcla lo objetivo con lo subjetivo. De no existir el cronómetro, la cinta métrica o el kilogramo, difícilmente la mente y el ojo humano podrían discernir si el esfuerzo reúne las condiciones de récord. Por intuición y experiencia, los especialistas podrían acariciarlo. El protagonista podría percibirlo con un poco de mayor precisión en función a su memoria de rapidez y esfuerzo. Pero, en general, en el estadio el público vive regularmente dos sensaciones, la emoción de la carrera y la información de su valor medido numéricamente. El RM, otro momento indeleble de júbilo.

En la década de los 40 y de los 60, ciencia y tecnología, acondicionamiento físico, contribuyeron en la evolución del deporte. Los JO edificaron una poderosa columna de estímulo. La tecnología aceleró el desarrollo de unos, en otros sirvió para retardar el proceso, y en unas competencias más su influencia es y ha sido nula, por ejemplo, en el lanzamiento de martillo e impulso de la bala.

Los aficionados hicieron fiesta en las gradas. “Queremos un lanzamiento de 100 metros”, coreaban. La jabalina “planeadora” voló por el estadio de Berlín Este. Se desprendió del poderoso brazo del hércules Uwe Hohn, de la República Democrática Alemana, trazó una larga parábola giratoria y se clavó en 104.80 m. Fue un asombroso RM, el 20 de julio de 1984, en el Friedrich-Ludwig-Jahn Sportpark. Rompió la marca (99.72, Los Angeles, 15-05-1983) del estadunidense Tom Petranoff.

Una observación: los modernos aparatos de medición son de precisión sideral. En el salto de longitud, disco, martillo, jabalina, bala, la señala subjetivamente la mano del hombre, en el rastro de arena y o en el pasto. En la fosa de saltos, la medición no es tan real, aunque sí en forma reglamentaria, al colocar la marca en la huella del cabello de una mujer.

Disparos de esta clase ponían en riesgo la vida de los espectadores. Se decidió cambiar el modelo. Se redujeron la longitud de 1.10 m a 1.06, se aumentó el peso del regatón y se modificó el centro de gravedad, de tal manera que aterrizasen de punta y se clavasen, de acuerdo.

Los viejos campeones no se adaptaron con rapidez a los cambios y movimientos que habían grabado su cerebro. La IAAF abrió una nueva etapa de RM. Con el artefacto, el alemán federal Klaus Tafelmeier, el RM fue de 85.74 m 21-09-86. Conocimiento de esfuerzos, fisiología y mecánica, el afán de superación y emulación, le dieron nuevo empuje con la presencia del hércules checo que llevó el RM a 98.48 m el 25-05-1996, en Jena.

 

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