Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Dinero, espíritu, tecnología: 1:59.40.4

15 de Octubre de 2019

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Todo funcionó con exactitud sideral y con certeza científica. Sí, emocionante y asombroso, sin sorpresa, porque las dos horas del maratón rodaban y se conducían con la rapidez in crescendo de una esfera de fragilísimo cristal en un plano inclinado. Y no por eso deja de ser uno de los acontecimientos más trascendentes en la historia del deporte. A poco más de 500 m de la meta, el keniano Eliud Kipchoge, el negro correlón del Valle del Rift, se lanza con la rapidez de una flecha, eleva su ritmo de zancadas de 180 a 192 y al instante la guardia imperial, formada en V por cinco liebres de uniforme negro, que perseguían las líneas de luz esmeralda de dos rayos láser, indicadoras del ritmo, le cortaban la resistencia del aire, se abre y cede el paso con respeto y orden, con maduro profesionalismo deportivo, con el fin de que el astro de la resistencia disfrute el momento estelar de gloria, ¡1:59.40.4! Un mojón luminoso e inmarcesible, como la leyenda de Fidípides o Filípides, que corrió por la llanura de Maratón para anunciar en el ágora la victoria helena sobre los persas. “Nenikékamen”, ¡Alegraos, hemos vencido! Y el soldado cayó muerto, como fulminado por un rayo tras el ingente esfuerzo. Lo ocurrido el sábado en el Parque del Prater, cerca del silencioso, vivo y eterno Danubio, en la musical Viena, es la conjunción de dinero, más de once millones de dólares depositados en un proyecto que pulió la experiencia de Monza y depositado con toda la confianza en las poderosas piernas de Kipchoge, keniano de 34 años de edad, de 1.67 m de estatura, 52 kilogramos de peso, campeón olímpico, poseedor del récord mundial en 1:01.39 y ganador de 13 de 14 maratones, vencedor, además, a los 18 años de edad, revelación de un genio de la carrera atlética, en la prueba de los 5,000 m en el Campeonato Mundial de París 2003, sobre dos inmortales de la distancia, Kenenisa Bekele e Hicham El Guerrouj.

¡1:59.40.4!, edificado en simbiosis de talento y esfuerzo durante más de 20 años. El prodigioso cuerpo de Kipchoge en un entorno científico, tecnológico, del conocimiento artístico del fartlek de su entrenador, Kipsang, para proyectarlo al ápex de su resistencia en la hora y día señalados; investigaciones aerodinámicas, del material de la zapatilla Alphafly de Nike, de 42 mm de altura en el talón, meteorología, nutrición y más. Si algo asombra, junto con su crono, es lo inalterable de su ritmo y cadencia respiratoria, de lo que hablaremos en otra ocasión. Los parciales de la hazaña: 5 km. 14.10 (14.10); 10 Km – 28.20 (14.10); 15 Km – 42.34 (14.14); 20 Km – 56.47 (14.13). ½ maratón: 59.52; 25 km – 1:10.59 (14.12); 30 Km – 1:25.11 (14.12); 35 Km – 1:39.23 (14.12); 40 Km – 1:53-36 (12:13); 42,195 km – 1:59.40.4. Corrió con parciales negativos, 59:52 y 59.48.

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