Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Coordenadas cartesianas

06 de Octubre de 2020

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¡Qué cosa tan grande se ha visto! Diez victorias consecutivas. Oro olímpico, récord mundial, el primer hombre que cruza la línea mítica de las dos horas en la Praga de Mozart. Siete años en los que sus piernas hicieron volar al mundo atado a sus piernas en un universo de fantasía en el que su pequeño cuerpo de 1.67 metros de estatura y 67 kilogramos le dio precisión y luz matemática al maratón; sus zancadas poderosas lo remontaron a la abscisa y ordenada de la geometría cartesiana y a la lógica. Éxito tras éxito. El keniano Eliud Kipchoge, de la tribu Nandi, aquel niño que empezó a correr con velocidad de vértigo cuando un leopardo devoró a una de sus cabras, ahí, muy cerca de él, en el Valle del Rift. El nombre de Kipchoge se magnificó. La fuerza de Berlín, en septiembre de 2013, como uno de los primeros eslabones, el único de plata, de su brillante cadena con el paso del tiempo cobró otra interpretación y dimensión: para vencerlo era necesario que otro rompiese el récord mundial, como sucedió al sufrir su primera derrota ante su compatriota Wilson Kipsang Kiprotich. En el universo físico como en el deportivo algunas grandes estrellas nacen por pareja, en movimiento de vórtice; girando uno en carretera y el otro en pista y con serias dificultades de lesiones frecuentes en maratón. El etíope Kenenisa Bekele señaló el 29 de septiembre de 2019, en Berlín, 2:01.41 a tan sólo dos segundos del RM de Kipchoge. Bekele llegó precedido por tres medallas olímpicas de oro en fondo y con RMs en 5 y 10 mil metros y ritmo devastador. Ambos astros en otro plano muy superior, en función a constancia, mentalidad y poder al resto de los mortales. Le dieron certidumbre al esfuerzo en los 42,195, despejaron el misterio y las incógnitas del maratón. Sujetaron el tiempo con un lazo de colores agonales y domeñaron al gigantesco cíclope. Hicieron vencer mente y músculo en la batalla contra distancia y reloj. Pero hete aquí que:

Londres era el escenario del duelo más atractivo de la historia: Kipchoge vs. Bekele, de poder a poder. En la esfera del deporte sucede con frecuencia: existe una línea fina, delgadísima, frágil, que se rompe cuando un cuerpo reboza de salud y energía. Se dice: atleta en forma, atleta enfermo. La paradoja aparece de súbito como la sonrisa del gato de Cheshire. Bekele enfermó en la víspera, se lesionó una de sus piernas. Se rompió el encanto de los enfoques de estrategia y el espectáculo. Se conservaba la esperanza del otro héroe. Iba por su quinta victoria londinense. Sólo que le dolió el oído, sintió calambres. Oh, desgracia, Kipchoge es mortal. ¡Finalizó en octavo lugar!

En cerradísima carrera vence el etíope Shura Kitata en 2:05.41. 2º. Vicent Kipchumba, Kenya, 2:05.42. 3º. Sisay Lemma, Etiopía, 2:05.45.

 

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