Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Asterisco

15 de Diciembre de 2020

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La lógica deportiva, si es que la hay, se presenta ahora como un espejismo que despide cambiantes reflejos, un oasis que no es un oasis, con palmeras reales e irreales. Divertido, aquel palurdo preparatoriano, decía acerca del mundo cargado de absurdos: “Ya lo dijo el célebre poeta del siglo de Oro: ¡la vida es una Barca!, así lo expresó Calderón de la mierd…”, confusión, equivocaciones.

La evolución de la tecnología avanza a pasos sorprendentes, agigantados, con botas de siete leguas. No es posible frenarla. La modernidad la impulsa. Desde el 2019, escapó a una rapidez inusitada.

El tartán, material sintético, hizo correr mucho más rápido a los sprinters que en la pista de arcilla. El empleo de fibra vidrió en las garrochas, y más tarde de carbono dejó en la época de Neanderthal al bambú en el salto con pértiga. Igual ocurrió con el diseño aerodinámico de las jabalinas —pintadas, además, de vivos colores—; fue necesario colocarles y recorrer su centro de gravedad con un peso en la punta, tras que el poderoso brazo del alemán demócrata Uwe Holm la disparó a 104.80 metros, Berlín Este, 20-07-1984; un lanzamiento que representaba riesgo mortal para los aficionados de los estadios. La ruptura de las dos horas por Eliud Kipchoge en el maratón, 42.195 kilómetros, formó un halo de asombro que aún no se desvanece.

Paralelamente, se produce otro impacto en los receptores de la información. Cae el RM de Paula Radcliffe, son destrozados los RM de 5 y 10 mil metros de Kenenisa Bekele. Hace una semana, en Valencia, cuatro atletas de Kenia y Uganda corren por debajo de la plusmarca mundial, de medio maratón, son los primeros en cruzar la frontera de los 58 minutos; y el quinto lugar, muy cerca de la marca. El atletismo corre, vuela con las alas de Mercurio. Sólo 40 milímetros en el talón de espuma, de las zapatillas ultraligeras de no más de 190 gramos, y con una placa de fibra de carbono, elástica, a la manera que funciona el fulcro que se ajusta al peso y fuerza del clavadista, que permite cumplir la tercera Ley de Newton en su mayor eficacia. Preste atención el lector. Eliud Kipchoge posee el RM de maratón en 2:01.39. El año pasado, en Viena, corrió con unas zapatillas con dos milímetros más y redujo el tiempo en dos minutos. Cronometró 1:59.40. Aritméticamente, cada milímetro de más le proporcionó un minuto adicional. (No, no, de ninguna manera, con tres milímetros habría reducido tres minutos.) Sólo pulse el milagro de la tecnología.

Un milagro que obliga a colocar un asterisco a los esfuerzos de los atletas en las estadísticas de la World Athletic. Se vive la época de la fibra de carbono. La WA debe advertir la nueva era. No hacerlo es una falta de respeto al esfuerzo de los héroes del pasado. Son otras las condiciones de lucha y esfuerzo.

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