“ACOMPÁÑAME, VOY A TRABAJAR”

El Hijo del Santo recuerda el momento en que se enteró de que su padre era la leyenda de lucha libre.

Lo descubrí cuando un domingo me invitó a una función de lucha libre. Me dijo ‘acompáñame, voy a trabajar’. Venía mi papá conmigo, manejaba Carlitos Suárez y de pronto llegamos a un lugar en donde había mucha gente y, de pronto, empiezo a ver que corean el nombre, a golpear el toldo del auto, me espanté y de pronto vi que atrás venía El Santo. No me explicó nada, fue un impacto muy fuerte.

Era la primera vez que iba a una función de lucha libre y cuando veo que sale él, me doy cuenta que es mi papá y fue algo muy fuerte porque cuando salió me dio mucha emoción, después le empezaron a pegar y me espanté,”, dijo El Hijo del Santo a Francisco Zea.

EL DOLOR DE LA MUERTE

Autor: Juan Barroeta Islas

Antes de la primera década de existencia de la lucha libre, apareció un personaje misterioso,llamado El Santo.

Nació en Tulancingo, Hidalgo. Sorteó algunas adversidades, como la muerte de familiares, entre ellos su padre.

Junto a su mamá, se instaló en la capital. Siempre fue aficionado a los deportes, practicó beisbol y futbol americano. Por sus hermanos conoció la lucha libre y se dedicaron a ella.

Al principio todo parecía ir bien, con ello cubrían los gastos que se presentaban.

Uno de sus hermanos usó el personaje de La Pantera Negra y en Puebla enfrentó al Gato. Sin embargo, La Pantera comió antes, muy pegado a la hora de la función y con las acciones sufrió una congestión, muriendo en pleno combate, la consternación surgió entonces.

Un periódico amarillista publicó: “¡Por primera vez un gato mata a una pantera negra!”. Su madre les pidió, entonces, que dejaran de luchar, pues no quería que les pasara lo mismo. Fue cuando el futuro Santo tuvo la idea de enmascararse para pasar desapercibido, prometiendo a su mamá que no lucharía más.

UN NIÑO RECONOCIÓ A EL SANTO

“A veces (mi padre y yo) llegamos al restaurante y nos sentábamos en mesas separadas, para evitar que la gente lo reconociera.

“En ese entonces pensábamos que era absurdo, pero en una ocasión fuimos a una playa en Acapulco y mi madre le dijo que se sentara a la orilla del mar; él no quería, pero lo hizo. Un pequeño de los que venden por ahí lo observaba fijamente, lo que hizo que mi padre se fuera”, relató Alejandro, hijo de Rodolfo Guzmán Huerta.

“Como a los 10 minutos regresó el niño con otros y nos preguntaba ¿dónde está ‘El Santo’? Aunque le decíamos que estaba equivocado, él nos contestaba que lo había reconocido por sus manos y ombligo, ya que lo había visto luchar en una arena”, añadió.

“TE DABA TRANQUIZAS”

“Llegué a hacer mucha amistad con él, yo creo que por eso siempre me invitaba a todos lados, pero una cosa era abajo del ring y otra arriba, porque como luchador era aguerrido, no te daba cuartel aunque fueras su amigo, yo llegué a presenciar luchas con grandes amigos de él como Black Shadow y eran realmente tranquizas”, apuntó Tony Salazar.

IRMA SERRANO LE PROPUSO APOSTAR SU MÁSCARA

“Irma Serrano un día quiso apostar con él su máscara en un juego de naipes, pero él le dijo que no acostumbraba jugar, y sí tuvo imán con las mujeres, pues era tentador conocer su rostro”, recuerda Tony Salazar.