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Richard Nixon, a cien años de su natalicio

Recordado por ser el único presidente de la historia de ese país en renunciar al cargo tras descubrirse su participación en el caso Watergate

Redacción | 06-01-2013

CIUDAD DE MÉXICO, 6 de enero.- Cuando las ocho columnas del periódico Excélsior dieron a conocer las declaraciones de Richard Nixon en la entrevista que le concedió al presentador británico David Frost el 5 de mayo de 1977, el ex presidente estadunidense ya había escrito su epitafio.

“Yo mismo provoqué mi caída traicionando a mi pueblo”,  se podía leer en el encabezado de esa mañana en este rotativo que daba a conocer la impactante “confesión del derrotado Nixon” y los detalles de una de las entrevistas más notables de la historia de la televisión, gracias a que Frost consiguió que éste revelara ante las cámaras sus faltas a la ley durante su gestión como Presidente de Estados Unidos, lo que provocó su segundo gran descalabro público.

El próximo miércoles se conmemora el centenario de su natalicio y durante el día de hoy se llevarán a cabo varios eventos en Washington y el barrio en el que creció, organizados por la Fundación Nixon, para recordar a ese polémico personaje, único en la historia de ese país en renunciar a su cargo presidencial luego de que fuera señalado por su corresponsabilidad en el caso Watergate.

Aunque la fundación que lleva su nombre ha trabajado en resaltar los aciertos políticos y el legado del republicano, Nixon será siempre identificado por la serie de revelaciones hechas luego del fallido allanamiento a la sede del Partido Demócrata, en el edificio Watergate, por parte de hombres que pertenecían a una unidad secreta destinada a encubrir sus abusos en el poder.

Igual que una bola de nieve, las faltas de Nixon, entre las que destacaban la colocación de micrófonos y grabación de cintas magnéticas en oficinas de la Casa Blanca, a través de las cuales había reunido una gran cantidad de conversaciones suscitadas en ese lugar, fueron develadas una a una hasta aplastarlo públicamente y orillarlo a su renuncia en 1974.

Su valle más profundo

“La grandeza no llega cuando las cosas te salen siempre bien, la grandeza llega y eres realmente puesto a prueba cuando te has dado algunos golpes (…) porque sólo si has estado en el valle más profundo puedes identificar cuan increíble es estar en la montaña más alta”, pronunció Nixon en su discurso de despedida en la Casa Blanca una vez que renunció a su cargo.

Al hacer un recuento de la vida de Nixon no resulta complicado observar que esta frase describiría en buena medida su paso por la política así como en su desarrollo personal tan lleno de éxitos como estrepitosos fracasos.

El presidente número 37 de Estados Unidos, Richard Nixon, nació el nueve de enero de 1913 en Yorba Linda, California, en el seno de una familia de escasos recursos económicos, la cual le proporcionó una educación modesta, pero severa, que combinaba con el trabajo arduo en la pequeña tienda de su padre que le permitió concluir sus estudios en Derecho.

El artículo Treinta años después del Watergate, de la revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, destaca que la educación que recibió en su infancia fue determinante en su personalidad: “basada en la creencia de que el esfuerzo y la dedicación llevaban al éxito, y también en la forma de ser austera”.

A sus 33 años y poco después de formar parte del la marina durante la Segunda Guerra Mundial, su carrera política inició con éxito cuando se presentó como candidato al Congreso de Estados Unidos, lo cual le proporcionó su primera victoria, años más tarde también aseguraría un asiento en el Senado representando al estado de California.

Desde aquel tiempo, el político republicano ya era reconocido por su agresivo estilo político, lo que le valió su famoso sobrenombre de “Tricky Dicky” (que se puede traducir como Ricardito el Tramposo).

Para 1952 y a seis años de iniciado su andar político fue elegido como compañero de fórmula del general Eisenhower para ocupar el cargo en la vicepresidencia.

Sus descalabros políticos iniciaron con la desafortunada campaña electoral a la Presidencia que contendió frente al carismático demócrata John F. Kennedy en 1960 y dos años más tarde en su infructuoso intento por gobernar el estado de California.

Sin embargo, en 1968 regresó a la arena política para competir una vez más por el puesto más alto de la administración estadunidense frente a Hubert Humphry, a quien derrotó con un margen mínimo. Uno de sus principales logros durante su primer mandato fue el establecimiento de relaciones diplomáticas con China, lo que relajó la Guerra Fría y dio paso a las primeras negociaciones sobre control de armas con el Tratado de Moscú.

Al concluir los primeros cuatro años de su administración, Nixon gozaba de una extendida aceptación popular, por lo que en la batalla por la reelección frente a George McGovern obtuvo una de las victorias más aplastantes de la historia de EU.

El apoyo y aprobación de los ciudadanos norteamericanos con el que contaba Nixon le fueron retirados una vez que recayeron sobre él investigaciones del Senado, una serie de batallas legales en la Corte Suprema y acusaciones por parte de la Cámara de Representantes, que  seguían la pista de las actividades ilegales y clandestinas emprendidas durante su administración, que finalmente desembocaron en la renuncia a su cargo presidencial y el autoexilio de la vida política.

Un escándalo más

Justo cuando la opinión pública había dejado atrás los sucesos ocurridos en Washington, una serie de entrevistas concedidas por Nixon al británico David Frost reavivaron la animadversión pública por este hombre.

En aquel entonces el político retirado aceptó la proposición del periodista previo a un considerable pago y reconociendo su oportunidad para limpiar su imagen, debido a que en ese entonces Frost era considerado un entrevistador frívolo y con poca experiencia en materia política. No obstante, durante las cuatro sesiones que duró la épica entrevista, se abordaron temas como la vida de Nixon, sus experiencias en la guerra, entre otras cosas, hasta llegar al caso Watergate, del que previamente el ex presidente se había negado a declarar.

A través de una confrontación directa, y durante la última sesión de preguntas, Frost logró que Nixon reconociera el abuso de poder ocurrido durante su gestión con la frase: “cuando lo hace el Presidente no es ilegal”.

Reconciliación

Durante la mañana del 23 de abril de 1994, un día después del fallecimiento de Richard Nixon a causa de un derrame cerebral, el entonces presidente Bill Clinton llamó a los norteamericanos a reconciliarse con la memoria del republicano y declaró aquel miércoles como día de luto nacional.

Contrario a los restos de otros presidentes norteamericanos que descansan en la Rotonda del Capitolio y despedidos en ceremonias fúnebres en Wa-
shington, Nixon encontró su última morada en su pueblo natal y fue despedido en una sencilla ceremonia luctuosa a la que asistieron Bill Clinton y los ex presidentes Ronald Reagan, Jimmy Carter, George Bush y el general R. Ford.

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