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Fernanda Canales, arquitecta que conecta al exterior

Premiada por el Colegio de Arquitectos y la Federación de Colegios de Arquitectos, defiende la convivencia con el entorno

Redacción | 28-12-2012

CIUDAD DE MÉXICO, 28 de diciembre.- Cuando Fernanda Canales (Ciudad de México, 1974) proyecta algún inmueble, además de responder a las necesidades del cliente, busca mantener el vínculo entre la construcción y el entorno, al entender la arquitectura como un agente de cambio en la sociedad.

Por ello en obras como el Centro Cultural Elena Garro (2012), el Centro de Estudios Superiores de Diseño de Monterrey (2008) o la casa-residencial Maruma (2012) es evidente la intención de hacer de los espacios íntimos unas áreas que conecten con el exterior, al priorizar terrazas, jardines o salas con ventanales.

“Defiendo la arquitectura entendida a largo plazo y a partir de las posibilidades de lo que pueda generar de cara a la ciudad; no sólo son muros hacia adentro, sino la pieza en relación con el espacio público”, detalla en entrevista.

Premisa que este año le mereció dos premios: Jóvenes Arquitectos 2012, otorgado por el Colegio de Arquitectos, y el Premio de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana.

“Son premios que representan una gran esperanza de poder tener reconocimiento de mi trabajo bajo un modelo de oficina alternativa”, afirma la también coautora de libro 100 x 100 arquitectos del siglo XX en México.

Pues la proyectista, con maestría en Teoría y Crítica en la Universidad Politécnica de Cataluña y estudios de doctorado en Prácticas del Proyecto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, explica que no trabaja en un despacho tradicional, sino en una suerte de oficina portátil.

“Es un trabajo que combina la academia, la docencia, la investigación, proyectos editoriales y el tiempo que dedico a la arquitectura lo paso en la obra, en bibliotecas, en clases o escribiendo”.

Modo de trabajo que le permite, asegura, generar una arquitectura más íntima en el sentido de entender las peticiones del cliente, pero también de crear un trabajo reflexivo.

Así, sus construcciones responden a una visión crítica sobre cómo habitar un inmueble y, a la vez, cómo éste reside en la ciudad o su entorno.

Es el caso del Centro Cultural Elena Garro, en el que enfrentó el reto de conservar la antigua casona al tiempo de darle funcionalidad. Destaca en la entrada una suerte de marco que vincula la calle con el inmueble, una serie de jardines y patios que rodean la construcción y un volumen rectangular hacia el fondo del terreno que alberga un salón de uso múltiple, bodegas, servicios y estacionamiento en planta baja.

“Lo que se intentó fue trabajar el tema de la relación de lo nuevo y lo viejo, cómo un inmueble catalogado puede cobrar vida con nuevos servicios, cómo cobra vida a partir su relación con el paisaje. Me interesó hacer explícito lo que ocurre al interior porque era una forma de conectar la casa con la calle”, explica.

Mientras que en la casa-habitación Maruma, ubicada en Lomas de Chapultepec, Canales jugó con un sistema de cajas superpuestas que generan un espacio fluido y otras veces dejan bloques como elementos aislados.

“Por medio esta superposición de llenos y vacíos la casa consigue dar la sensación de mayor amplitud, dejando entrar el paisaje hacia el interior y extendiendo la casa hacia fuera”.

La manera en que resuelve la distribución de los espacios responde al interés por hacer arquitectura más urbana, que demuestre la capacidad de generar un cambio en la forma de vivir en la ciudad: “Las obras envejecen y a mí me interesa investigar cómo la arquitectura se va transformando a lo largo de tiempo y cómo envejece según su entorno”, precisa.

Es también el sentido de su próxima investigación sobre el desarrollo de la vivienda de interés social en la Ciudad de México durante el siglo XX y la primera década del XXI, al considerar que se ha descuidado este sistema de construcción colectiva.

El proyecto, que iniciará en enero con la beca del Sistema Nacional de Creadores, parte de la premisa de que la ciudad ha crecido a partir de los fraccionamientos “cerrados y elitistas”, dejando las casas que se relacionan con el espacio público.

“La idea es repensar la vivienda colectiva conectada a la ciudad, al transporte público, al espacio urbano y hacer de la vivienda un punto de partida para el crecimiento de la ciudad”, concluye.

Sus obras

Centro Cultural Elena Garro

Centro de Estudios Superiores de Diseño de Monterrey

Restaurante Mandarin, Monterrey

Restaurante Ibérico

Rehabilitación Plaza La Conchita, Coyoacán

Conjunto de Artes Escénicas, Universidad de Guadalajara

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