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Nacional

Indígenas, los más olvidados de México

El 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas. Para México, esto debe constituir un fuerte llamado de atención

Mario Luis Fuentes/CEIDAS | 07-08-2012

CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto.- Las personas que forman parte de los pueblos y comunidades indígenas enfrentan en México las peores condiciones socioeconómicas; en sus localidades las carencias son muy superiores a las registradas en los pueblos y ciudades con baja presencia indígena; y la pobreza y el rezago educativo se presentan con mucha mayor profundidad entre quienes hablan alguna lengua indígena que entre la población que no.

Es cierto que estas condiciones tienen su origen, en la mayoría de los casos, en la acumulación histórica de rezagos y carencias, pero también lo es el hecho de que la persistencia de la discriminación, así como la insuficiencia de políticas, programas y recursos para mejorar sus condiciones de vida, continúan determinando la existencia de muy bajos niveles de desarrollo   en sus comunidades.

Por ello, esta semana en la que se celebra, el 9 de agosto, el Día Internacional de   las Poblaciones Indígenas, se presenta un resumen de las condiciones en las que viven estas poblaciones, con el objetivo de dimensionar la magnitud de la deuda histórica que tenemos   como sociedad con las y los habitantes de los pueblos originarios de nuestro país.

¿En dónde viven?

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 del INEGI , la mayoría de la población   hablante de lenguas indígenas y que se autoadscribe a pueblos originarios habita mayoritariamente en las entidades del sur-sureste y centro occidente del país.

En efecto, hay nueve entidades en las que al menos 10% de sus habitantes mayores de tres años de edad son hablantes de lenguas indígenas.

Estas entidades son: Oaxaca, donde 33.8% de sus habitantes mayores de 3 años de edad se declaran hablantes de lenguas originarias; Yucatán, con 29.6%; Chiapas, con 27.3%; Quintana   Roo, con 16.2%; Guerrero, con 15.2%; Hidalgo, con 14.8%; Campeche, con 12%; Puebla, con   11.5%; y San Luis Potosí, con 10.6%.

Cabe destacar además, a Veracruz, en el cual la proporción es de 9.3%; empero, se incluye en esta lista por la magnitud de su población.

Desde esa perspectiva, vale la pena señalar que si se considera a la población hablante de lenguas indígenas en números absolutos, el orden de las entidades se modifica.

En ese sentido, es pertinente destacar que hay 13 entidades del país en las que habitan más de 100 mil personas hablantes de lenguas indígenas.

Estas entidades federativas son: Chiapas, con un millón 209 mil 57 personas hablantes de alguna lengua indígena; Oaxaca, con un millón 203 mil 150; Veracruz, con 662 mil 760; Puebla,   con 617, mil 504; Yucatán, con 544 mil 927; Guerrero, con 481 mil 098; Estado de México, con   379 mil 75; Hidalgo, con 369 mil 549; San Luis Potosí, con 256 mil 468; Quintana Roo, con 198 mil 587; Michoacán, con 140 mil 820; el Distrito Federal, con 123,224; Chihuahua, con 109 mil 378; y Campeche, la cual, aunque no rebasa los 100 mil habitantes, registra una cantidad muy cercana, con 92 mil 128.

Estos datos muestran la necesidad de revisar los criterios con los que se definen las categorías, por ejemplo, de “localidades indígenas”, pues, al ser establecidas bajo el criterio de   porcentaje de población, pueden estar dejando de lado núcleos sumamente relevantes en términos de magnitud.

¿Cómo viven?

De acuerdo con la medición de la pobreza llevada a cabo por el Coneval, en el año 2010 los pueblos y comunidades indígenas son los espacios en los que la pobreza se vive con mayor intensidad.

Por ejemplo, si entre la población no hablante de lenguas indígenas el porcentaje de personas pobres es de 44.1%, en los pueblos originarios el porcentaje es de 79.1%.  

Entre los pobres es evidente que quienes enfrentan las más profundas condiciones de   incumplimiento de sus derechos sociales son aquellos que no cuentan con los recursos   necesarios para adquirir una canasta básica alimentaria al día, es decir, lo mínimo indispensable para la ingesta calórica y de proteínas necesarias para mantener la salud del organismo.  

Por ello es importante destacar que entre la población no indígena el porcentaje de personas   en condición de pobreza extrema es de 9%, mientras que en las comunidades y pueblos indígenas el porcentaje se sitúa en 40.2%, es decir, 4 veces más que entre los no indígenas; esto implica, en términos absolutos, que de los poco más de 6 millones de personas mayores de 3 años pertenecientes a alguno de los pueblos originarios hay 2.7 millones que no tienen los recursos suficientes para comer adecuadamente todos los días.  

Adicionalmente, es importante destacar que estas personas no sólo enfrentan la pobreza más aguda, sino que viven en medio de otras carencias que contribuyen a limitar sus capacidades   y posibilidades para acceder a mejores niveles de bienestar.  

Por ejemplo, según los propios datos del Coneval, basados en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH, 2010), 48.6% de quienes hablan alguna lengua indígena vive en condiciones de rezago educativo, de ahí la relevancia de señalar las enormes deficiencias   que existen en las políticas para garantizar educación bilingüe de calidad en esos pueblos y comunidades, a fin de cumplir, por un lado, el derecho a preservar la lengua materna, y, simultáneamente, generar mayores condiciones de bienestar social, no discriminación e inclusión.  

Entre las poblaciones indígenas 50.6% de sus habitantes, es decir, 3.4 millones de personas,   viven con carencias por acceso insuficiente a los bienes y servicios públicos que el Estado debería garantizar a cada una de las viviendas que existen en el país.

Los estados mayoritariamente indígenas

De las entidades que tienen mayor proporción de población hablante de lengua indígena debe destacarse que presentan, en lo general, altos índices de pobreza extrema y marginación.

Por   ejemplo, en Oaxaca 26.6% de sus habitantes son pobres extremos y 16.6% de su población mayor de 15 años son analfabetas; en Chiapas, el porcentaje de personas en pobreza extrema es de 32.8% y presenta 16.8% de analfabetismo; en Guerrero 28.8% de sus habitantes son pobres extremos, y el analfabetismo se sitúa en 16.3%.  

En Veracruz, 18% de sus habitantes son pobres extremos, y el analfabetismo se ubica en   11.2%; y en Puebla y en San Luis Potosí, 14.9% y 14.7%, respectivamente, son pobres extremos, mientras que sus índices de analfabetismo se ubican en 9.4% y 7.3%, respectivamente.

Las desigualdades; el caso de   la educación  

A los indicadores mostrados debe agregarse que en lo general, entre las personas hablantes de lenguas indígenas se agudizan las condiciones de desigualdad educativa, pues entre ellos se presentan los indicadores más preocupantes del rezago en todas las entidades federativas,   incluidas aquellas consideradas como de “baja presencia” de habitantes hablantes de lenguas   indígenas.  

Por ejemplo, Aguascalientes, donde se estima que en el 2011 habitaban aproximadamente   dos mil 311 personas hablantes de lenguas indígenas, se presenta 6.2% de analfabetismo, cuando en la entidad, para la población hispano hablante, el porcentaje es de 3.2%.  

Lo mismo ocurre en Guanajuato, en donde el analfabetismo estimado por el INEA en 2011 para la población hispanohablante es de 8.1%, y para los hablantes de lenguas indígenas es de 15.8%.  

Uno de los casos más extremos es el de Chihuahua en donde el porcentaje de analfabetas   hispanohablantes es de 3.64%, mientras que para los habitantes hablantes de lenguas indígenas el índice de analfabetismo se ubica en 38.9%.

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