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Nacional

Último Informe sin la sombra del sucesor

En el calendario de la tradición política mexicana, el V Informe es el más importante de los seis que se rinden a la nación

Andrés Becerril | 01-09-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 1 de septiembre.- En el calendario de la tradición política mexicana, desde 1939 —cuando el general Lázaro Cárdenas gobernaba al país—, el V Informe de Gobierno ha quedado marcado como el más importante de los seis que, por ley, deben rendir a la nación.

Hoy le toca a Felipe Calderón Hinojosa cumplir con este rito. Ahora empieza el último tramo del gobierno de un mandatario.

Tradicionalmente, el 1 de septiembre del quinto año ha sido la fecha en que los jefes del Ejecutivo federal acostumbran hacer anuncios espectaculares.

Cuando rinden su sexto y último Informe de Gobierno, el nombre de su sucesor en Los Pinos ya será de dominio público. De hecho, la administración ya estará en proceso de entrega-recepción.

Los últimos siete informes de los más recientes mandatarios mexicanos son estos:

Asumió toda la responsabilidad de Tlatelolco

‘Por mi parte, asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica, por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado’. Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México de 1964 a 1970

En su discurso de 1969, Díaz Ordaz invitó a los jóvenes a canalizar su rebeldía a las causas más elevadas de México.  

Díaz Ordaz centró su V Informe en números electorales, pero no pudo evadir los hechos del 68  

El 1 de septiembre de 1969, 11 meses después de la matanza de Tlatelolco, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz subió a la tribuna del Congreso de la Unión, que estaba en Donceles —convertida hoy en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal— y, desde ahí, ya casi para finalizar su discurso de más de 85 cuartillas, dijo:

“Por mi parte, asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica, por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado”, sin referirse directamente a la matanza del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas.

Díaz Ordaz abrió su Informe con números electorales, mencionando en qué estados hubo elecciones. Dijo que habían obtenido su credencial permanente de elector más de 200 mil ciudadanos. También refirió que había 16 millones de empadronados; que aproximadamente un millón 500 mil personas entraron al país como turistas, de los cuales un millón fueron visitantes fronterizos y mil 711 como estudiantes; que mil 468 personas obtuvieron calidad de inmigrado; que a 72 se les dio asilo político y que mil 299 extranjeros había sido expulsados, por violaciones.

Diez cuartillas antes del final, Díaz Ordaz lanzó un llamado a la juventud, a los principales protagonistas del movimiento del 2 de octubre.

“Ponga la juventud su rebeldía, su espíritu innovador, sus energías creadoras al servicio de las causas más elevadas de México. Aportemos nosotros la experiencia adulta, no para imponernos, sino para imbuir el espíritu de ponderación y tolerancia con que los hombres deben juzgar siempre los actos de los demás hombres.”

Y remató diciendo que, como cualquier otro pueblo, tenemos discrepancias y contradicciones; “pero precisamente porque las hay y las habrá siempre, debemos reforzar nuestra capacidad de diálogo, de comprensión recíproca, de inteligencia, para hacer de la sociedad mexicana una comunidad de intereses superiores, a cuyo amparo podamos crecer y prosperar, como individuos y como pueblo”.  

En 1975 permeó la idea de un golpe militar

‘La renovación de los poderes no será resuelta por grupos de ambiciosos, por falsos redentores sociales, por camarillas burocráticas ni, mucho menos, por las minorías económicamente poderosas.’ Luis Echeverría Álvarez, presidente de México de 1970 a 1976

El juego del tapado: Mario Moya Palencia sonaba entre los aspirantes a suceder a Echeverría; a la postre fue José López Portillo.  

La sucesión presidencial fue el tema central en el V Informe de Echeverría 

El 1 de septiembre de 1975, el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez centró su discurso de 126 cuartillas en la sucesión presidencial.

En ese mismo recinto parlamentario, Gustavo Díaz Ordaz, su antecesor, había informado seis años antes a los diputados —a los que Abel Quezada catalogó en su crónica, en Excélsior, como el “proletariado de la política nacional”— que se pudo contener la inflación, producto de los Juegos Olímpicos.

En 1975 no se hablaba aún de crisis económica, pero en aquella época, en muchas partes, se hablaba de un golpe militar; también estaba en auge la guerrilla, aquella que surgió por el 2 de octubre de 1968 y el halconazo de 1971.

“México necesita planes progresistas y hombres que, por sus antecedentes y propósitos manifiestos, hayan demostrado estar comprometidos con las causas populares, y ser capaces de asumir, con plenitud, un pacto social con las mayorías.

“La renovación de los poderes no será resuelta por grupos de ambiciosos, por falsos redentores sociales, por camarillas burocráticas ni, mucho menos, por las minorías económicamente poderosas, sino por la gran mayoría del pueblo”, aseveró Echeverría.

En ese V Informe —donde los posibles sucesores eran Mario Moya Palencia, Porfirio Muñoz Ledo (sí, el hoy diputado del Partido del Trabajo), Augusto Gómez Villanueva y José López Portillo, a la postre el tapado— Echeverría Álvarez afirmó:

“La lucha electoral tiene lugar entre los partidos políticos legalmente constituidos y es decidida directamente por los ciudadanos que expresan su opción de manera individual y secreta.

“Ésta es la esencia de la democracia representativa, que en México se respeta de manera irrestricta.

“Nada justifica que con opiniones superficiales se pretenda confundir el proceso de elección general con el de selección interna de los partidos (…) Estamos seguros que las grandes mayorías nacionales, persiguiendo sus propios intereses, que son los de México, actuarán unificadamente en la próxima contienda electoral.’

López Portillo fue primero en ir a San Lázaro  

'Se impone, para salud de la República (...) el que esta soberanía legisle sobre los obsequios y donaciones que con frecuencia se dan a los funcionarios públicos, particularmente al Presidente de la República.' José López Portillo y Pacheco, presidente de México de 1976 a 1982

Falta de claridad José López Portillo aseveró que, con mucha frecuencia, denunciar la corrupción es una forma de ser corruptos  

Pidió acabar con los regalos a funcionarios; él había recibido 110 mil metros para su colina 

A José López Portillo y Pacheco le tocó inaugurar lo que se proyectó como el Palacio Legislativo de San Lázaro y que, finalmente, quedó sólo como la Cámara de Diputados.

El 1 septiembre de 1981, López Portillo se pronunció en su V Informe por una legislación para acabar con los regalos a los funcionarios públicos.

Paradójicamente, el mandatario acababa de recibir como regalo de Arturo El Negro Durazo, un terreno en Cuajimalpa de 110 mil metros cuadrados, con un valor aproximado de 17 millones de aquellos pesos, y que hoy todavía se le conoce como la Colina del Perro.

“Flota en el ambiente —dijo López Portillo en su V informe—, señores, una proposición que quiero formular a esta soberanía, por recientes acontecimientos públicamente por mí reconocidos, puesto que fui protagonista.

“Se impone, para salud de la República, se impone para tranquilidad de suspicacias y solución de conflictos de carácter de los funcionarios públicos, el que esta soberanía legisle sobre los obsequios y donaciones que con frecuencia se dan a los funcionarios públicos, particularmente al Presidente de la República, en la sabiduría, en el sentimiento de justicia, equilibrio, que reconozco a esta soberanía, está esta iniciativa, la veré con especial agrado y con total disciplina.”

Ya para esa fecha habían quedado al descubierto muchos actos de corrupción cometidos durante cinco años, por lo que López Portillo aprovechó el nuevo salón de plenos para decir: “Sé que, contra la corrupción, habremos de continuar una lucha permanente, asumiendo, como lo hemos hecho, el riesgo del escándalo, del chantaje, y de los que, desde la crítica y la oposición, arriman su sardina a las brasas.

“Muchas primeras piedras se han tirado contra funcionarios públicos. Ojalá los demás estén libres de culpa.

“Con frecuencia, denunciar la corrupción es una forma de ser corruptos. No lo decimos como excusa, sino como recomendable ejercicio de conciencia, para no caer en el cinismo”, dijo en una parte de las 80 cuartillas que leyó.

Justificó llegada del neoliberalismo 

'Se ha enriquecido nuestro orden constitucional y legal. (...) No nos hemos apartado de los principios políticos fundamentales de la Revolución Mexicana, pero cambiamos actitudes y formas de hacer política.' Miguel de la Madrid Hurtado, presidente de México de 1982 a 1988 

De la Madrid permitió que, abiertamente, seis distinguidos aspirantes presentaran su propuesta 

Miguel de la Madrid Hurtado, el presidente de la austeridad, de la simplificación administrativa y de la “renovación moral”, la cual terminó como “renovación nacional”, debido a una serie de actos de corrupción que se fueron conociendo en el camino, leyó el 1 de septiembre de 1987 su penúltimo Informe de Gobierno, el cual duró tres horas y quince minutos, en 121 cuartillas.

En ese texto, el entonces jefe del Ejecutivo federal reconoció en su mensaje a la nación el cambio de estrategia económica emprendida en el país.

A Miguel de la Madrid los partidos de oposición y analistas económicos lo catalogan como el padre del neoliberalismo, que modificó en los hechos las tesis del nacionalismo revolucionario y, por lo tanto, la filosofía de su partido, el Revolucionario Institucional.

“Para la consecución de los grandes cambios cualitativos que conlleva la renovación nacional, es requisito la vigencia efectiva del Estado de derecho.

“Conforme a estos principios, desde el inicio de esta administración se ha venido realizando una profunda reforma jurídica con el propósito de establecer el marco de la renovación nacional”, dijo en su discurso.

Más adelante, De la Madrid, que en ese momento de su V Informe ya había puesto en marcha un símil de proceso democrático en el PRI , con la presentación de seis “distinguidos priistas” que aspiraban a sucederlo —Miguel González Avelar, Sergio García Ramírez, Alfredo del Mazo, Ramón Aguirre, Manuel Bartlett y Carlos Salinas de Gortari—, se refirió a que en su gobierno “se ha enriquecido nuestro orden constitucional y legal.

“Se reafirmaron los valores fundamentales y, a partir de ellos, se precisaron instrumentos y áreas de competencia para que el Estado cumpla de manera más eficaz sus funciones de rectoría y para que la sociedad pueda ejercer en forma más efectiva sus derechos y desarrollar su libertad.

“Optamos por apoyarnos en las instituciones y, a la vez, perfeccionarlas para lograr una mayor y mejor vida democrática.

“No nos hemos apartado de los principios políticos fundamentales de la Revolución, pero cambiamos actitudes y formas de hacer política.'

CSG informó, pero en noviembre

'Ofrezco a las diversas fuerzas políticas y a los contendientes que participarán en la justa electoral, pleno respeto, apego a lo que establece la ley, y condiciones adecuadas para que, con total libertad, presenten sus opciones a los mexicanos.' Carlos Salinas de Gortari, presidente de México de 1988 a 1994 

Debido a una reforma a la Constitución, Salinas de Gortari rindió sus seis informes en noviembre 

Debido a una reforma y adición a los artículos 65, 66 y 69 constitucionales, publicada el 7 de abril de 1986, el Informe Presidencial cambió su fecha de presentación a partir de 1989.

De esta forma, los seis informes de Carlos Salinas de Gortari se registraron el 1 de noviembre de cada año.

Dos meses antes de su V Informe presidencial, Salinas de Gortari publicó un decreto por el cual se reformaron los artículos 65 y 66 constitucionales, que regresaron al 1 de septiembre de cada año como la fecha de apertura de sesiones del Congreso y del informe presidencial, aunque se realizó a partir de 1995, el primero de Ernesto Zedillo.

Salinas de Gortari estaba ya preocupado por la sucesión. Se dice que ya se había comprometido con Manuel Camacho Solís a que él sería el candidato del PRI a la Presidencia, pero 27 días después de su V Informe, Salinas ungió a Luis Donaldo Colosio como el candidato priista a sucederlo.

Por eso, en su Informe, Salinas mencionó que “nuestro país entrará en 1994 en un momento de reflexión para las elecciones federales. La participación de todos los ciudadanos consolida nuestras instituciones democráticas. Ofrezco, a las diversas fuerzas políticas y a los contendientes que participarán en la justa electoral, pleno respeto, apego a lo que establece la ley, y condiciones adecuadas para que, con total libertad, presenten sus opciones a los mexicanos.”

En su discurso de 87 cuartillas, el presidente Salinas se comprometió a promover el acuerdo para animar una cultura de reconocimientos mutuos y el mayor respeto a cada ciudadano, a su voto y a su opinión.

“Por México, no dejaré de dar, día con día, hora tras hora, en todo momento, todo mi empeño. Cumpliré con el mandato que asumí de guardar y hacer guardar la Constitución. No habrá giros ni desviaciones. Nuestro rumbo económico es el del mundo, el de la nueva generación, el del bienestar de México’.

Allanó el camino a la alternancia  

'Ahora debemos redoblar el paso con el fin de cumplir las metas del año próximo. (...) Sobra decir que no habrá manejo electoral de las finanzas públicas en el año 2000, como no lo ha habido en ningún año de este gobierno.' Ernesto Zedillo Ponce de León, presidente de México de 1994 a 2000 

En su V Informe, Zedillo puso el énfasis en destacar la estabilidad económica y en la sucesión presidencial 

El 1 de septiembre de 1999, el priista Ernesto Zedillo Ponce de León rindió su V Informe de Gobierno.

El acento lo puso en la recuperación económica, luego de la peor crisis vivida por el país en el siglo XX , la del error de diciembre.

También el énfasis fue puesto en la sucesión presidencial, sobre todo cuando el candidato del Partido Acción Nacional, Vicente Fox Quesada, se perfilaba como favorito para hacer la chica ante el priista que fuera.

En 32 cuartillas, el último presidente priista del siglo XX y quien entregó la banda presidencial a un sucesor que no era de su partido, liquidó el capítulo. “Hoy puedo afirmar, con base en los datos disponibles para lo que va del año, que conseguiremos las metas propuestas para 1999.

“Ahora debemos redoblar el paso con el fin de cumplir las (metas) del año próximo.

“Para el año 2000 es posible y muy necesario que sigan abriéndose nuevas fuentes de empleo. Para lograrlo, el crecimiento del PIB deberá situarse alrededor de 5 por ciento, y para proteger al máximo posible el valor real de los salarios, la inflación no deberá exceder 10 por ciento.

“De esa manera , el nuevo gobierno no tendrá que dedicar su inicio a remediar una crisis económica, como ha ocurrido ya con cuatro presidencias consecutivas; sino que podrá, con base en su propia estrategia y su legitimidad democrática, dar desde el arranque, renovado ímpetu al desarrollo de nuestra Nación.

“Para cumplir con este propósito, que es el interés de todos los ciudadanos, independientemente de su preferencia política, el gobierno de la República seguirá aplicando los instrumentos de la política económica con un inalterable sentido de responsabilidad y disciplina”.

Subrayó el presidente Zedillo esta posición diciendo: “Sobra decir que no habrá manejo electoral de las finanzas públicas en el año 2000, como no lo ha habido en ningún año de este gobierno.

“Hace casi un año que comuniqué al Congreso de la Unión que la meta para el año 2000 debiera ser un déficit fiscal equivalente a 1 por ciento del producto (interno bruto), criterio que sigo sosteniendo”, remató el último presidente priista. 

El último en vivir el rito 

'Todos estamos sujetos al examen de la historia, y su juicio es implacable. Pensemos con visión de Estado. Pensemos con sentido histórico. Asumamos con entereza y dignidad el lugar que nos corresponde en nuestra democracia.' Vicente Fox Quesada, presidente de México de 2000 a 2006 

Todavía en su V Informe, Vicente Fox exhortaba a los legisladores a aprobar las reformas pendientes 

Vicente Fox Quesada, el panista que sacó al PRI de Los Pinos en 2000, fue el último Presidente de la República que pudo cumplir el rito del V Informe ante el pleno del Congreso de la Unión en el Palacio de San Lázaro.

De hecho, el 1 de septiembre de 2005 fue la última vez en que un Presidente pudo pronunciar ante los legisladores un mensaje político en el salón de plenos de San Lázaro, con motivo del Informe de Gobierno.

Ese día se acabó lo que muchos han llamado el Día del Presidente. En ese V Informe foxista, el  primer mandatario de extracción panista leyó 11 cuartillas, donde llamó a los legisladores a aprobar las reformas pendientes y apeló al juicio de la historia.

“Las omisiones de hoy serán los obstáculos del futuro. Todos estamos sujetos al examen de la historia, y su juicio es implacable. Pensemos con visión de Estado. Pensemos con sentido histórico. Asumamos con entereza y dignidad el lugar que nos corresponde en el capítulo de nuestra democracia. Actuemos con entrega, con amor a México. Actuemos con toda la grandeza de las decisiones que hoy exige la patria. Muchas gracias por su atención y ¡Viva México!”. 

bbg

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