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Función

Hogar, dulce hogar de Cantinflas

Tuvo varios domicilios, cuando la fortuna llamó a su puerta, compró diversas propiedades, un rancho, edificios y casas de descanso

Textos: Edmundo Pérez Medina | 08-08-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 8 de agosto.- A lo largo de su vida Mario Moreno transitó por todos los teatros de México, fueron estos, junto con los sets cinematográficos, su “segundo hogar” y los recintos donde mostró sus más amplias cualidades histriónicas.

Pero también hubo otros sitios a los que consagró sus días: sus casas, en las que pasó algunos de los más significativos momentos de su vida y algunas de las más dolorosas amarguras.

Fueron estos recintos donde conoció la pobreza y la prosperidad, al convertirse en un empresario, hombre de negocios, ganadero y productor de sus propias películas.

Las casas que vieron crecer a Mario Moreno fueron muchas, empezando por aquella ubicada en el número 182 —entre el 176 y 190 de la acera poniente— de la sexta de Santa María la Redonda (hoy Eje central Lázaro Cárdenas), según registra un apunte de Pedro Moreno en su diario.

Santa María la Redonda constaba de ocho calles
que empezaban en Mina y terminaban al norte en San Lorenzo, frente a donde se encontraba la cárcel de Santiago Tlatelolco.

Ahora ya no existe la casa donde vivieron los Moreno, fue derrumbada cuando agrandaron la calle para convertirla en eje vial, pero seguramente se trataba de una pintoresca vecindad como aquellas que Cantinflas retrataba en sus películas…

Familia errante

Prácticamente toda la familia Moreno residía por el mismo rumbo. Recién casados, los padres de Mario, Pedro Moreno y Soledad Reyes, se establecieron en la calle de Mina y después se cambiaron a la sexta de Nonoalco.

Los abuelos paternos del futuro actor también tenían cercanía con la familia, habitaban una casa de la calle Libertad, cerca del teatro Zaragoza.

Mario recordaba que siendo niño llegaba hasta la casa de su abuela materna, Lugarda Guízar, ubicada en la avenida Hidalgo
—donde hoy se encuentra el Hotel de Cortés—, para desde ahí ver pasar los desfiles del 16 de septiembre.

Pero junto con su familia, Mario Moreno fue trotamundos. En 1913, un año después de su nacimiento, sus padres se mudaron a una nueva vivienda ubicada en el número 10 de la calle Nacional.

Ese mismo año Mario fue bautizado en la parroquia de Santo Domingo Guzmán,
en Mixcoac.

No pasarían mucho tiempo en esta casa, pues apenas Mario había cumplido tres años, la caravana de los Moreno Reyes se cambió al número 72 de la 4ª de Vidal Alcocer.

Precisamente, de este recinto era de donde Mario recordaba más los momentos de pobreza que vivió con su familia, pues ya para entonces contaba con más hermanos y el modesto trabajo de su padre, un empleado postal (el mimo siempre desmintió que fuera cartero), no satisfacía económicamente todas las necesidades
de la familia.

Infancia en la Guerrero

Entre 1917 y 1923, Mario Moreno habitó una casa en la calle de Galeana número 22. Por ese tiempo también cursó el kinder. Tiempo después, el clan Moreno se instaló en otra vivienda en la intersección de las calles Zarco y Sol.

Pero la colonia Guerrero significaba mucho para don Pedro, pues fue ahí había comenzado su vida al lado de Soledad Reyes Cholita, su esposa adorada.

Para el actor también tuvo significativa importancia la Guerrero. Fue ahí donde cursó la primaria en la escuela Francisco González Bocanegra, que aún existe en la calle de Rivapalacio 59, y fue también ahí donde se desempeñó como acólito en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.

Sin embargo, como ya era costumbre de la familia, ésta pronto se trasladó a un nuevo domicilio, al centro de la ciudad, para ocupar una casa en la calle de Uruguay número 144, por donde también estaba la Escuela número 84 —en la calle de Guatemala 69—, donde Mario cursó la secundaria.

Por cierto, como parte de su formación académica existe un certificado del paso de Mario Moreno por la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, donde también estudió el compositor Álvaro Carrillo, autor de canciones como Sabor a mí, La señal, El andariego y otras—, escuela que entonces se ubicaba por la zona
de Tacuba.

Llega la riqueza

Qué lejos estaba de pensar Mario Moreno que sería dueño de una casa propia cuando en 1930 comenzó su carrera como actor cómico en carpas y teatros. En esa época apenas era un artista desconocido que intentaba llamar la atención con sus gracejadas y bailes de tango.

El que para entonces ya tenía dinero era su hermano mayor, Pedro, quien trabajaba con su padre en la oficina postal. Fue Pedro quien compró una casa en la calle de Egipto 45, en la colonia Clavería. Y hasta ahí se fue toda la parentela.

Eduardo Moreno Reyes, hermano de Mario, recordaba que en este domicilio varias veces tuvo que abrirle la puerta a su hermano, que a altas horas de la noche regresaba a la casa directamente del teatro donde ya trabajaba como cómico, pero a escondidas de sus padres. Entraba sigilosamente y abría su catre para finalmente descansar.

Y así, como Cantinflas iba creciendo artísticamente y asimilando su fama, también sus hogares fueron creciendo.

En 1934 y tras su matrimonio con la rusa Valentina Ivanoff, Mario y su esposa se establecieron en un departamento alquilado en Clavería, frente a la casa de sus padres.

Con sus primeros ahorros, Mario compraría una nueva vivienda para sus padres en Oasis 112, y una más para él y su esposa en Bajío 11 en la colonia Roma.

Cundo la fortuna le sonrió, adquirió su primera residencia en la exclusiva zona de las Lomas de Chapultepec, en Rincón del Bosque número 15.

La prosperidad del cómico iba cada vez más de su mano y, por ende, también las comodidades.

Por eso, en 1955 adquirió otra amplia residencia construida en diez mil metros cuadrados en Paseo de la Reforma 2402 y en la cual se llevó a vivir también a sus padres y a la madre de Valentina, Ana Zukaoba.

Ranchos, edificios, casas de descanso

Es incalculable la cantidad de dinero que el cómico mexicano gastó para adquirir todas las propiedades que fueron su patrimonio.

En la casa de Paseo de la Reforma 2402, Mario y Valentina concretaron su vida familiar cuando llegó el pequeño Mario Arturo, el hijo de la estadunidense Marion Roberts que le fue “comprado” por Cantinflas en diez mil dólares (ahora esto hubiera significado un evidente delito por tráfico de niños).

Aunque poco le duró al actor su gusto por esta casa. En 1966, luego de la muerte de Valentina, el dolor y los recuerdos guardados en esa residencia lo afectaban severamente. Lo embargaba una gran tristeza y ni la presencia de su hijo adoptivo le confortaba en su soledad, entonces, decidió vender la propiedad y comprar otra en la calle de Loma Linda 231, en la colonia Vista Hermosa, donde falleció el 20 de abril de 1993.

El primer rancho propiedad de Cantinflas fue El Detalle, lo compró en 30 mil pesos en plena huasteca potosina; estaba rodeado por los ríos El Tampaón y El Valles, y constaba de 100 hectáreas en las que había frondosos árboles de limones.

Enrique Marroquín, amigo del actor desde su época en el teatro Follies, era residente de Valles, San Luis Potosí. Él fue quien lo animó a comprarlo, según contó a la periodista Guadalupe Elizalde en el libro Mario Moreno y Cantinflas… rompen el silencio (Fundación Mario Moreno Reyes A. C. Altruista, 1993): “Atendiendo a mi invitación, Mario me visitó en mi rancho de Valles. Le gustó mucho, no solamente mi finca, sino toda esa zona de la Huasteca Potosina. Verdaderamente interesado me encomendó que le consiguiera una propiedad, pues deseaba un rancho en este municipio. Me dediqué por completo a buscar un terreno apropiado, hasta que hallé un precioso lugar de cien hectáreas con dos ríos colindantes a esos terrenos. Mario lo adquirió, lo desmontó y construyó una residencia de 12 recámaras, alberca olímpica con mosaicos de talavera de la reina, los cuales tenían impresas pinturas de toreros famosos.

“La distancia de esta finca a la carretera México-Laredo es aproximadamente de seis kilómetros, mismos que pavimentó para tener acceso todo el año.”

En este rancho, Mario construyó la plaza de toros Cholita, en honor a su madre, y pronto se volvió uno de los lugares de reunión de personalidades y de sus amigos.

Para llegar era necesario cruzar el río en un chalán, una especie de trajinera que servía de transporte: “Desde la Ciudad de México venía cada 15 días —continúa relatando Enrique Marroquín— una de esas nos invitó a dar un paseo en una lancha de motor fuera de borda que acababa de comprar.”

En Ciudad Valles, Mario Moreno mandó construir un salón de fiestas, El 777, por su personaje en El Gendarme desconocido (1941).

La inversión total de El Detalle fue de cinco millones de pesos. Lamentablemente, cuando quiso vender esta propiedad, le ofrecieron tres millones, mucho menos de lo que valía, pero aceptó pues quería deshacerse de él.

Unos dicen que lo vendió porque fue amenazado por el cacique potosino Gonzalo N. Santos, luego de que Mario no le quiso vender la propiedad.

Otros aseguran que lo afectaron las autoridades agrarias, aunque la versión se niega, pues las tierras jamás fueron latifundio, sino una pequeña propiedad en la que sólo había zacate para caballos.

Lo cierto es que el rancho permaneció muchos años solo y, al final, los lugareños se lo apropiaron y formaron un ejido que hoy se dedica a la cañicultura, y se sigue llamando El Detalle.

Luego el mimo se hizo de otro rancho, La Purísima, enclavado en el kilómetro 29 de la carretera Toluca-Atlacomulco, en Ixtlahuaca.

“En 1959 pensé seriamente en iniciar una ganadería para la crianza de toros bravos; se llamó Moreno Reyes Hermanos y estuvo instalada en la Villa de Ixtlahuaca, en el Estado de México.

“Se compraron tres fracciones de la ex Hacienda de Cebúe, que perteneció a Carlos Arruza (Carlos Ruiz Camino). La hacienda quedó dividida en tres partes entre mis hermanos José, Eduardo y un servidor, cada uno con el 33 por ciento. Mi compadre (Eduardo) fue el encargado de la construcción de la casa: era muy bonita, grande, y en ella guardé muchos recuerdos. Fueron 500 hectáreas en las que criamos muchas esperanzas”, recordaba Cantinflas.

La casa contaba entre otras cosas con sala, billar, sala formal con chimenea, comedor para 25 personas, antecomedor, clóset-cava, medio baño, cocina, cuarto de lavado, patio de servicio, cuarto de servicio con baño, cinco recámaras cada una con clóset y baño completo, y la principal, además con vestidor, chimenea y dos balcones. Ahora ese rancho es el campo de golf Hacienda La Purísima.

Además, Mario Moreno poseía casas en Cancún y Acapulco (en el fraccionamiento Bella Brisa), un departamento en Palmas 800, un edificio en Insurgentes Sur 377 (llamado Rioma), un hotel (Posada La Ermita), en San Miguel de Allende, Guanajuato y un departamento en el 28-C de las Warwick Towers de Houston, Texas, entre otros predios.

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