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Función

Manuel Esperón, orgullo mexicano

El compositor, quien hoy cumpliría 100 años, dejó un extenso legado musical que enaltece los valores de su amado país

Nancy Rodríguez Garnica | 03-08-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 3 de agosto.- Musicalizó más de 500 filmes y compuso 947 canciones. Tuvo una trayectoria de más de 80 años, fue ingeniero de sonido, dibujante, amante de los autos (incluso corrió en Mónaco), impulsó las carreras de Pedro Infante y Jorge Negrete, hizo cantar a María Félix, también a Sara García y Prudencia Griffel juntas; trabajó con Walt Disney, introdujo el mariachi al cine... ¡Uf!, la vida de Manuel Esperón fue tan prolífica y plena que su fallecimiento, el 13 de febrero pasado, fue un duro golpe para la cultura mexicana.

Como decía el escritor Carlos Monsiváis: “La música de Manuel Esperón es la sangre que corre por las venas de México”. Algo que dista mucho de ser una exageración, pues la mayoría de los temas que compuso el nacido en la colonia Guerrero enaltecen a su patria, misma que no abandonó ni cuando le ofrecieron trabajar y vivir en Estados Unidos, y no hay mexicano que no las haya cantado o escuchado, aún sin saberlo. 

“Mi esposo siempre defendió la historia y costumbres de México, pues nació en la época de la Revolución, así que imagínese el ajuar (sic) de cosas tan mexicanas que traía, desde la comida, su historia, su esencia mexicana, la traía en la sangre, al 200 por ciento”, afirma Beatriz García, viuda de Esperón, en entrevista telefónica.

“Su música tiene identidad mexicana, hace que uno se sienta orgulloso de ser mexicano. No son canciones tristes o deprimentes que nos hacen sentir mal, hasta con pena de ser mexicano, no. La de Yo soy mexicano es buenísima, nos levanta. Son temas con identidad mexicana que da gusto escuchar”, dice la también periodista.

Esta noche se realizará un concierto homenaje a Manuel Esperón en el Teatro Metropólitan, que cerrará con un tema poco conocido del autor.

“Es un himno que se llama Dulce patria (...), lo compuso para la película Una carta de amor (1943), con Gloria Marín (y Jorge Negrete), que trata sobre la intervención francesa. En el argumento de la película, la canción insta al mexicano a que luche por su patria, a defenderla, por eso es un himno de guerra”, explica.

El también dibujante amaba la comida mexicana: “era de enchiladitas, quesadillitas, sopecitos y todo esto. Su platillo favorito eran las enchiladas de mole con aguacate encima”, comenta doña Beatriz y rememora que la mamá del músico era de Puebla y excelente cocinera, y su papá era de Oaxaca, así que en la mesa siempre había comida de esos dos estados, “imagínese qué consentido lo tenían con la comida, era de buen comer... Nunca fue enfermizo, siempre fue una persona muy sana”.

Autos, música y cine

La historia cuenta que cuando Esperón vio el primer filme sonoro (El cantante de jazz) en el teatro Raventos de San José de Costa Rica, decidió que se dedicaría a la música en el cine. Decía que con la llegada de las cintas sonoras, además de escuchar a los actores hablar, la película adquirió otra dimensión con la música de fondo, que hace destacar el argumento, el suspenso, el temor, el romance y el amor.

“Se quedó helado y dijo de aquí soy, me voy a dedicar a hacer música para el cine, y dejó plantados a los (hermanos) Soler, porque andaba de gira con ellos, era el pianista, y regresó a México para entrar a la escuela de música, porque sabía que tenía que estar súper preparado para lo que se venía, para hacer estos grandes arreglos. Tuvo una gran visión”, recuerda.

“Empezó su carrera en 1933, su primera composición fue para el filme La mujer del puerto. Dedicó su vida a la música del cine, todo el que haya tenido algo que ver con cine lo hizo con mi esposo. Desde María Félix, a quien hizo cantar, porque no quería, decía que tenía una voz desagradable, pero no, tenía su voz ronquita, a su estilo;
Cantinflas, Libertad Lamarque, Tin Tan, las rumberas, María Antonieta Pons, Silvia Pinal, Elsa Aguirre, Joaquín Pardavé... Bueno, ¡hizo cantar a doña Sara García y a Prudencia Griffel! hizo un dueto para ellas”, relata.

“A Pedro Infante lo convenció (de cantar) en la película El ametralladora, en la que estaba empeñado en cantar como Jorge (Negrete) y pues no. Mi esposo le puso un ejemplo muy bonito y lo convenció de que podía salir ganando, le dijo: Mira, no seas tonto, Jorge puede darle una serenata a una chica que viva en el octavo piso y ella lo va a oír perfectamente, pero tú no. Mejor tú cántale en la planta baja, al oído y hasta besito vas a sacar”, rememora con emoción doña Beatriz.

Comenzó su educación musical a muy temprana edad, pues su mamá era concertista y “después se fue de gira con los hermanos Soler, porque empezó de pianista en el cine mudo, acompañando las películas y luego haciendo una pequeña variedad, algo que muy poca gente sabe”.

Destacó que fue Esperón quien introdujo el mariachi al cine, haciendo “grandes arreglos para mariachi y orquesta”.

A decir de su segunda esposa, el compositor era muy generoso como ser humano y un excelente padre y esposo, una persona que siempre ayudó y estuvo al pendiente de quienes lo rodeaban, “cuidándolos, sobre todo en la cuestión musical”.

“Fue un gran amigo y un excelente esposo, le gustaba mucho viajar, era muy patita de perro. Sólo esperaba las vacaciones para irnos de viaje.

“Le gustaba viajar por todos los medios, el tren le fascinaba, el avión no le gustaba, pero si tenía que tomarlo lo hacía; el barco tampoco porque se mareaba. Le gustaba la carretera y manejaba muy bien, de hecho estuvo en una de estas competencias en Mónaco, se inscribió y estuvo ahí, no ganó obviamente, pero ahí estuvo”, revela muy complacida la viuda de Esperón.

Otra de las pasiones de Manuel Esperón eran los autos, y en la época en la que trabajó con Jorge Negrete y Pedro Infante tenía una colección, que intercambiaba con el Ídolo de México, pues a éste también le gustaban los coches.

“Una vez mi esposo llegó con un carrazo, Pedro lo vio y le dijo: Maestro cámbiame tu carro, te doy lo que quieras. Creo que era un Buick verde musgo o algo así y a Pedro le fascinó, acababan de llegar a México, pero mi esposo le dijo: no, ¿cómo crees?”, explica doña Beatriz y recuerda que Infante le comentó al compositor que le acababa de llegar una consola muy moderna de RCA Víctor para convencerlo del cambio.

“Se estaban estrenando en México, una consola súper moderna, lo último en tecnología y le dijo: te doy la consola y tú dame el carro, y como mi esposo amaba la música y le encantaba escuchar los discos en un muy buen aparato
se lo cambió.

“Y no sólo eso, le regaló a mi esposo una chamarra de piel café que quería mucho, en varias películas sale con ella, y se la dedicó por la parte de atrás.”

La carrera de Manuel Esperón estuvo marcada por su profesionalismo y maestría.

“No sólo hacía la canción, también los arreglos para orquesta, mariachi, para el trío Las Conchitas,  Los Tres Calaveras y cuatro cantantes, dos hombres y dos mujeres, que generalmente tenía.

“Por ejemplo, en la película Tal para cual (1953), tenía la orquesta y dos mariachis, tuvo al trío Las Conchitas y a Los Tres Calaveras, a Jorge Negrete, Luis Aguilar, María Elena Marqués y a Rosa de Castilla, y pues hágase el arreglo para la orquesta, los dos mariachis, los dos tríos de hombres y mujeres y para los cuatro intérpretes: la combinación de voces de Jorge y Luis, Rosa de Castilla y María Elena, imagínese el arreglo para dirigir a tanta gente y aparte hizo la música de fondo, la que es incidental y la que se usó para los bailables de la película.

“Dirigía a todos. Con la mano derecha la orquesta, el mariachi y a los otros cantantes, y la izquierda estaba dedicada a Jorge Negrete, porque era muy descuadrado y le decía cuándo tenía que entrar”, recuerda doña Beatriz.

El adiós

El último filme que Manuel Esperón musicalizó fue Todo un hombre (1983), con Vicente Fernández.

“Dejó de trabajar porque ya no veía, ya no estaba apto para escribir música. Podía tocar el piano con los ojos cerrados, pero se dio cuenta y dijo ya no puedo”, explica la viuda de Esperón.

El compositor de la música de filmes como Nosotros, los pobres; Ustedes, los ricos; Los tres García, Las abandonadas y Me he de comer esa tuna fue amante de los filmes y hasta el último momento en que pudo salir de su casa iba al cine.

“Le gustaba decirme esa película tuvo muy bonita música, o tuvo muy mala música. No se concentraba tantoen la trama, porque a veces ni la veía, se quedaba dormidito, aún así escuchaba la música, se despertaba y decía esa música no está buena o ese tema está muy bonito. Le fascinaba ir al cine, al teatro, a Bellas Artes, a los conciertos, al ballet, a todo.

“No le gustaban mucho las salas de cine actuales, porque decía que no hay nada mejor que una sala grande para apreciar el trabajo de fotografía y de música.”

Como México no hay dos

El maestro Esperón trabajó para los estudios Paramount y Metro Goldwyn-Mayer (MGM), y para Walt Disney, con quien llevó una excelente relación, porque hizo la música de la parte mexicana de Los tres caballeros, pero nunca pensó en dejar su país para trabajar en Estados Unidos.

“Una de las dos productoras le ofreció que se quedara allá. Terminó su trabajo en el estudio y fueron a recogerlo en una camioneta muy bonita, con chofer y todo, lo llevaron a una casa, y en la puerta le dijeron: Maestro aquí están las llaves de la casa y de la camioneta, y aquí está el contrato, firme con nosotros y quédese a trabajar aquí, le estamos dando las llaves de su casa, amueblada y todo. Mi esposo entró y la vio, iba con su (primera) esposa, y dijo no me puedo quedar.

“Podía porque tenía contrato con Clasa Films, y también porque dijo yo lo que quiero es trabajar en México, allá es donde empecé y allá debo de seguir, entonces también fue por lealtad al país que se regresó.

Walt Disney también le ofreció que se quedara a trabajar con él, porque le gustó mucho cómo mi esposo le hacía los arreglos a la música mexicana.”

Olfato y oído infalible

Al maestro Manuel Esperón se le puede considerar el impulsor de la carrera de dos de los más grandes cantantes de México: Pedro Infante y Jorge Negrete.

“Cuando le dieron la primera oportunidad a Pedro Infante, el director (Roberto Rodríguez) y el productor (Ramón Peón) le dijeron a Manuel que había un chico que había intervenido en algunas películas, pero que lo querían lanzar como estrella, si no mal recuerdo era Viva mi desgracia.

“Le dijeron a mi esposo que lo fuera a oír, y fueron al top room del hotel Reforma, donde Pedro cantaba. Mi esposo lo escuchó y dijo: tiene la voz un poco capritina, pero con clases eso se le puede quitar”, cuenta doña Beatriz.

Gracias a la opinión de Esperón el productor y director lo tomaron en cuenta para protagonizar la película.

Después, cuando Infante llegó a la grabación de las canciones, entró a la sala y estaban dispuestos la orquesta, el mariachi y los tríos, y Pedro se acercó a Esperón y le dijo: oiga, maestro, ¿yo qué voy a hacer aquí?, a lo que éste le contestó, cómo que qué va hacer aquí Pedro, usted va a cantar con todos ellos.

“Pedro contestó: no maestro, pero yo nunca he cantado con una orquesta tan grande y con mariachi y con toda esta gente. A lo que mi esposo dice: usted es la estrella de la película, tiene que cantar aquí, es quien va a llevar la voz. Y tímidamente empezaron los ensayos, y ni para atrás ni para delante —narra divertida doña Beatriz—, él se puso muy nervioso y no pudo, entonces cogió su chamarrita y le dijo a mi esposo: ¿sabe qué maestro? Yo me voy, y para esto no sirvo. Así se lo dijo... y ¿quién iba a decir que años después él podía grabar sentado, acostado, con dos orquestas, con dos mariachis, con quien fuera.

“Mi esposo lo alcanzó y se regresaron. Manuel despidió a la orquesta, al mariachi, a todos los sacó de la sala de grabación y se puso con él al piano nada más y le dijo al ingeniero de sonido: grabe todo lo que oiga, todo, y se quedó con él al piano nada más, y así salieron las canciones.”

Después, el maestro Esperón grabó la música con la orquesta, con el mariachi, con los tríos y luego la empalmó. Ese fue también su trabajo como ingeniero de sonido, algo que muy poca gente sabe, y que le dieron una medalla por parte de la RCA por 25 años en esta labor.

“Cuando fue la presentación de la película al productor, al director y a los artistas, Pedro estaba sentado al lado de Manuelito... la película pasó gran éxito y aplausos y demás, y Pedro, muy contento, le dijo a Manuel: oiga maestro, qué bien nos salió la música, ¿verdad? Y voltea mi esposo y le dice: ¿nos quedó, Pedrito?, y de ahí Pedro se fue para arriba.

Un caso similar fue con Jorge Negrete, pues con ¡Ay Jalisco, no te rajes!, cinta que Manuel Esperón musicalizó, marcó el inicio de la película bravía y en la cual nació El Charro Cantor, quien se hizo famoso internacionalmente.

Manuel Esperón González

Nació el 3 de agosto de 1911, en calle de la Estrella número 3, en la Col. Guerrero de la Ciudad de México.

Su padre, Manuel Esperón Alcalá, originario de Oaxaca, fue ingeniero civil especializado en minas y nieto del reconocido compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá.

Su madre, Raquel González Cantú, de ascendencia francesa, fue pianista de concierto y de ella heredó la vocación por el piano y por todo lo relacionado con la música.

Fue primo hermano del reconocido músico Ignacio Fernández Esperón Tata Nacho.

Comenzó a estudiar música a temprana edad guiado por su madre.

A los 14 años inició de manera formal sus estudios de piano y música.

Su maestro de piano fue Alfredo Carrasco, autor de la famosa canción Adiós.

Su padre quería que fuera ingeniero.

También estudió dibujo, pintura, tallado y escultura en la Academia de San Carlos, pero tuvo que dejarlos, pues los dedos se le estaban endureciendo para tocar el piano.

Profesionalmente empezó a componer en 1933, para la película La mujer del puerto. Compuso la canción tema con letra de El Vate Ricardo López Méndez. También compuso algunas partes de la música de fondo. A partir de esa película desarrolló su carrera como compositor en la cinematografía.

La última película que musicalizó fue Todo un hombre (1983), con Vicente Fernández.

Hacía arreglos para orquesta y mariachi y manejaba todos los géneros musicales.

Era una persona muy culta: dominaba el inglés y hablaba bastante bien francés e italiano, además sabía algo de alemán por las cuestiones musicales.

Siempre le gustó leer. De niño se iba de pinta a la biblioteca que está en la calle de Isabel la Católica a leer las obras de Salgari y Julio Verne, entre otras.

Tenía facilidad para la pintura y la escultura. Además era muy buen dibujante.

Jorge Negrete, Manuel Esperón y Mario Moreno Cantinflas, nacieron en el mismo año; el Charro Cantor en noviembre y el compositor y el mimo, en agosto.

Introdujo el mariachi al cine y los instruyó para que estudiaran música.

Fue el impulsor de las carreras de Pedro Infante y Jorge Negrete.

Trabajó para la Metro Goldwyn-Mayer, Paramount y Disney. En esta última colaboró con el propio Walt Disney en la película Los tres caballeros, para la cual realizó toda la parte mexicana.

Sus inicios los realizó en el cine mudo, en cines como el Orfeón, Olimpia, Principal, Ideal, Alcázar, Rialto y muchos más, que presentaban variedades.

21 años tenía cuando hizo su primera composición para el cine, para La mujer del puerto; la película y canción fueron un éxito.

Reconocimientos en EU:

1983
Recibe el título Señor Internacional, en representación de México, de manos de Henry Cisneros, por parte de Estados Unidos.

1986
Recibe del alcalde Tom Bradley, un reconocimiento de la ciudad de Los Ángeles, California.

1995
Reconocimiento por parte de los Miembros del Concilio Richard Alatorre, en Los Ángeles, California.

1997
Su canción No volveré es premiada por BMI, por ser la canción mexicana más difundida y popular en ese país.

1998
El 10 de julio se instituyó el Día de Manuel Esperón en la ciudad de Albuquerque, Nuevo México, enmarcado en los eventos del Festival del Mariachi, en donde también se le otorgó un retrato y una placa que fueron colocados en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque.

2004
Recibe el Trustees Award (Premio del Consejo Directivo) de la Academia Latina de la Grabación. 

(Con información de www.sacm.org.mx )

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